El efecto sepia
Cuando Richard Raimist compró hace más de 50 años un 911 T Targa de color marrón sepia, comenzó un viaje lleno de acontecimientos inesperados.
Cuando se abre la puerta del garaje de Richard Raimist en la ciudad de Jupiter, al sur de Florida, se entra de repente en otro mundo. De un solo vistazo se aprecia toda la pasión de este entusiasta de Porsche, forjada a lo largo de más de medio siglo de recuerdos. El escudo Porsche adorna un banco de trabajo, y hay un aparador repleto de cascos de carreras, trofeos y maquetas de coches. Además, a escala real, siete deportivos Porsche, pulidos y en perfecto estado. Entre ellos hay tres que destacan especialmente porque, aunque hay más de 50 años de diferencia entre ellos, tienen algo en común: el color marrón sepia.
El estadounidense, de 72 años, celebra en este refugio sus décadas de vinculación con la marca, una trayectoria que le ha llevado a los circuitos más legendarios de su país natal. Raimist creció en Los Ángeles en los años 60. Porsche ya llevaba muchos años consolidada como marca de coches deportivos y había dejado una huella imborrable en el paisaje urbano, o al menos así lo percibía Raimist. «De joven, veía continuamente por la calle modelos Porsche de colores vivos, ya fueran 356, 911 o 914», recuerda. «¡Me quedaba embobado mirándolos!». Y así empezó a desear que llegara el día en que no solo pudiera admirarlos, sino también sentarse al volante.

Richard Raimist:
El expiloto y coleccionista de Porsche Richard Raimist siente predilección por un color poco habitual, el marrón sepia.Tras finalizar sus estudios en 1971, Raimist se quedó en la metrópoli de la costa oeste y se atrevió a hacer lo que muchos sueñan allí: se mudó a Hollywood y empezó a trabajar en la industria cinematográfica, en el área de posproducción. El sector estaba en pleno auge y, solo dos años después, ya había ahorrado lo suficiente como para cumplir su sueño. Con solo 20 años, compró en un concesionario de Hollywood un 911 T —el primer 911— de 1973 que aún estaba en camino desde Alemania a Estados Unidos. «Un Targa en marrón sepia, eso sí que fue amor a primera vista», cuenta Raimist. «En Los Ángeles nunca había visto ese color y quería llamar la atención, aunque más tarde me di cuenta de que no era el único al que le gustaba aquel tono marrón».
En los modelos fabricados en 1970 y 1971, el marrón sepia se ofreció como color especial y, en los dos años siguientes, como color de serie. En aquella época se vendieron 1283 ejemplares de 911 en ese color, 477 de ellos como modelos Targa, y uno de ellos es el primer 911 de Raimist, que todavía conserva. Ese Targa marcó el rumbo de buena parte de su vida futura, tanto profesional como personal.
Casi diez años y 160 000 kilómetros después, Raimist guardó el 911 tras mudarse a San Diego, pero su pareja por aquel entonces, Paula, le animó a volver a sacarlo a la carretera. Sin embargo, no se limitó a sacarlo del garaje, sino que lo preparó para participar en carreras de aficionados con aletas ensanchadas RS originales de acero inoxidable, un volante deportivo, ruedas y neumáticos más anchos y, más tarde, un motor de 3.2 litros de 1986 porque, entretanto, había descubierto la competición automovilística. Al principio, sus disciplinas favoritas eran el autocross y las carreras contrarreloj. En aquel momento, Raimist trabajaba en el mercado de las inversiones. A título particular, entró en el Porsche Club of America y compitió en eventos para aficionados en torno a San Diego.

Un despacho lleno de color:
La gran pasión de Raimist también se refleja en su oficina, que está integrada en el garaje.Entonces, la ambición se apoderó de Raimist. Para participar en carreras como miembro del L. A. Porsche Owners' Club, en 1993 adquirió su siguiente 911, esta vez un Coupé de 1973 que encargó transformar según las especificaciones RSR. «En 1994 le siguió un 911 Carrera RSR 3.8 (964), en ese caso un vehículo de fábrica», relata. «Con ese coche participé en pruebas del campeonato PCA Club Racing en todo el país», desde Sebring hasta Road Atlanta, pasando por Lime Rock Park, Watkins Glen, Road America y Laguna Seca. «El camino hacia el automovilismo profesional ya no estaba lejos».
Sin embargo, lo que parecía un pequeño paso se convirtió en un gran salto, ya que en 1995, con 41 años, se hizo con una plaza en un 911 Cup para las 24 Horas de Daytona. Con el equipo de Larry Schumacher, veterano de las carreras de resistencia, Raimist terminó esta prestigiosa competición en el 27.º puesto de una parrilla de 74 participantes. «Para mí, como aficionado, fue pura emoción», recuerda Raimist. «Esa experiencia fue lo que realmente encendió la llama en mí».
El siguiente paso de Raimist en su trayectoria automovilística fue fundar su propio equipo de carreras llamado A.R.E., con el que compitió ese mismo año en tres pruebas de la IMSA-GTP y terminó tercero en Laguna Seca. En 1996, volvió a participar en Daytona como piloto y propietario del equipo, consiguió un sensacional sexto puesto en la clasificación general y quedó segundo en su categoría. «En ese momento», cuenta entre risas, «empezaron mis 15 minutos de gloria». Dirigir un equipo de éxito es una labor muy exigente, y esto obligó finalmente a Raimist a abandonar su faceta de piloto. Como jefe del equipo A.R.E., siguió destacando en la IMSA durante varios años hasta que, finalmente, se retiró de la primera línea del automovilismo en el año 2000.

Una vista poco común:
A través del programa «Paint to Sample», Richard Raimist también encargó pintar su 718 Spyder RS en marrón sepia.Ese año se trasladó a Florida, donde ayudó a otros pilotos particulares de Porsche en sus ambiciones automovilísticas y se dedicó a nuevos menesteres. Raimist también se siente cómodo sobre dos ruedas y lleva más de 40 años siendo un auténtico entusiasta de la bicicleta. Y, naturalmente, también compite. En esas cuatro décadas ha participado en un sinfín de carreras de ciclismo en pista y en carretera y actualmente, tras su retirada del automovilismo, dirige una tienda de bicicletas en Jupiter. En cualquier caso, su pasión por Porsche se ha mantenido intacta hasta el día de hoy.
Y, por supuesto, su pasión por un color en concreto. En el garaje de Raimist, el clásico Targa se presenta entre otros dos modelos en color marrón sepia, un 911 Targa 4 GTS (992) que adquirió en 2023 y un 718 Spyder RS que se incorporó a la colección un año más tarde. Tres modelos Porsche con más de 50 años de diferencia entre sí, pero todos ellos en el mismo color histórico. En la actualidad, el marrón sepia se puede configurar a través del programa «Paint to Sample». Además de los modelos sepia, que copan el protagonismo, Raimist también tiene un 718 Spyder de 2022, dos 911 del año 1973 (el 911 original) y un 914. Todos los vehículos se utilizan con regularidad.
Como piloto y jefe de equipo, Richard Raimist llevaba una vida llena de adrenalina. Desde que se retiró del automovilismo, se lo toma con más calma. Comparte sus experiencias en las redes sociales y participa durante todo el año en eventos automovilísticos en Florida. Su familia Porsche de color marrón sepia siempre llama la atención y ya es famosa en la comunidad local. Además, pronto va a tener un nuevo miembro. «Acabo de enterarme de que Porsche nos ha dado luz verde para un nuevo 718 Cayman GT4 RS», anuncia Raimist ilusionado en el garaje. «Así que este verano se va a sumar el cuarto coche marrón». Está claro que el efecto sepia sigue cautivando a Richard Raimist.
Richard Raimist en YouTube
Aquí se accede a su canal.
Datos de consumo
718 Cayman GT4 RS
-
13 l/100 km
-
295 g/km
-
G Class
-
G Class
718 Spyder RS
-
12,7 l/100 km
-
288 g/km
-
G Class
911 GT3
-
13.8 – 13.7 l/100 km
-
312 – 310 g/km
-
G Class
-
G Class
Macan Turbo Electric
-
20.7 – 18.9 kWh/100 km
-
0 g/km
-
A Class