Un clásico moderno
El diseñador y entusiasta de Porsche Luca Trazzi ha hecho realidad su sueño de un 911 Speedster basado en la generación 993. En tres años de estrecha colaboración con el equipo de Sonderwunsch de Porsche, ha surgido el primer vehículo único de fábrica para un solo cliente. Hemos visitado al coleccionista de Speedsters en Milán para admirar esa pieza única.

Probablemente ese fue el momento, el instante único en que Luca Trazzi intuyó que iba a formar parte de algo completamente nuevo. Y, como tantas veces ocurre con los momentos cruciales, se produjo en silencio y desprovisto de toda pompa glamurosa, entre las interminables estanterías del archivo Porsche en Stuttgart. «Estar allí y ver la historia de la marca, los documentos originales de más de 75 años y el permiso de conducir de Ferry Porsche fue algo muy emotivo», comenta Luca Trazzi. Para el arquitecto y diseñador industrial milanés, la visita al archivo con millones de fotos y documentos kilométricos marcó el inicio de un viaje espectacular. Se trata del primer cliente final en la historia de Porsche al que, en el marco del programa Sonderwunsch, se le concedió la oportunidad de hacer una contribución decisiva al diseño de un vehículo único de fábrica, un 911 Speedster (993) que nunca antes había existido como tal. La pieza única ahora culminada se creó según las ideas personales del diseñador.

El proyecto de su vida:
el 911 Speedster (993), cerca del estudio de Luca Trazzi en Milán (arriba). Con la pieza única de fábrica sobre la base de la generación 993, el coleccionista de Speedsters cierra el círculo.«Tenía ese sueño hace muchos años», relata Luca Trazzi en la tradicional pastelería milanesa Marchesi 1824, en Via Santa Maria alla Porta. Aquí se le puede ver a menudo por las mañanas en la barra reluciente tomando un espresso con una crema impoluta que el barista le sirve en una taza de borde dorado. Trazzi lleva siempre consigo su cuaderno de bocetos y un rotulador de punta fina con el que esboza líneas en el papel con mano ágil, hace sombreados y define formas. A sus 62 años, Trazzi afirma que siempre tiene varios proyectos a la vez en la cabeza.


«La historia es un elemento importante de mi diseño.» Luca Trazzi
Diseño con historia
La vinculación especial con los clásicos se extiende como la línea de un rotulador de punta fina a lo largo de la creación del diseñador italiano. Tras concluir la carrera de arquitectura en Venecia, trabajó 20 años con Aldo Rossi, un arquitecto estrella que más tarde se convertiría en diseñador industrial. Sus obras solían destacar por una gran sensibilidad y también por saber respetar la identidad propia de un lugar. Trazzi, que a partir de finales de la década de 1990 también se asentó como diseñador industrial y creó entre muchas otras piezas la máquina de espresso de Illy X1 que ya es todo un clásico, adopta un enfoque similar. «La historia», afirma, «es un elemento importante de mi diseño».
Esto no podía ser de otra forma en su proyecto más emotivo hasta la fecha. El Speedster de Sonderwunsch es un testimonio de su respeto a la tradición y al lenguaje de diseño Porsche, como explica el propio Trazzi mientras camina a grandes zancadas por la populosa Corso Magenta. Su estudio está solo a unos minutos a pie del Café Marchesi, en Via San Nicolao. En las mesas de exposición se ve casi una fila de una docena de máquinas X1 junto a otros objetos de diseño que Trazzi ha creado sobre todo para marcas italianas. Vasos de Aperol, utensilios de cocina para Kasanova o maquetas de grandes instalaciones que se expusieron, por ejemplo, en la feria del mueble de Milán.

Galería de iconos:
en su estudio están expuestas las máquinas de espresso que ha diseñado Luca Trazzi para la marca Illy, entre otras. La X1 con la indicación central de la temperatura y la barra superior es hoy todo un clásico del diseño.Trazzi extrae de una de las estanterías el libro de proyecto con el que empezó todo. Se trata de un libro ilustrado encuadernado en lino de color amarillo brillante y repleto de dibujos a mano, reproducciones, fotos de Speedsters y descripciones de su gran sueño. «Me presenté ante Porsche con este libro», relata. En efecto, lo tenía todo en la cabeza, había hecho cientos de bocetos, jugado con decenas de variantes y evaluado un sinfín de detalles. Trazzi, que se crió en Verona, afirma que se enamoró de la belleza de los Speedsters ya en su más tierna juventud. A los 32 años adquirió el primero, un 356 Speedster A 1600 Super del año 1955. «Con muchos sacrificios, fui capaz de alimentar mi pasión o, mejor dicho, mi manía», describe en el libro.
Pasión por la vida
Esa manía le ha acompañado hasta hoy: la imponente colección de Porsche de Trazzi cuenta ya con 35 modelos, entre los que predominan los Speedsters. Entre ellos hay un 911 Carrera 3.2 «slim» y uno en «turbo look» (ambos de la serie G de 1989), el mismo dúo de la generación 964 (ambos de 1993), un 997 de 2011 y un 991 de 2020. «Mi sueño era completar esta colección con el proyecto de 993 Speedster», explica Trazzi. Quería dar vida a todo lo que le une personalmente con la historia del Speedster, es decir, la ligereza, la pureza de líneas, la diversidad, la precisión y la elegancia. Y, naturalmente, también la velocidad.
Las variantes de Speedster con su característico parabrisas acortado y la cubierta trasera pertenecen desde 1954 a la historia de los productos. No obstante, en la historia del 911 hay una laguna, pues en la cuarta generación, el 993, no hubo ningún Speedster en la gama, aparte de dos piezas únicas y de un ejemplar que se remodeló más adelante en el marco de una restauración de fábrica. Ahora, Luca Trazzi ha rellenado esa laguna para sí mismo. «No tenía que ser una copia del vehículo de 1995», explica, «sino un coche con una identidad clara, a la última y con elementos estilísticos definidos».

En clave de amarillo:
el lago de Como, destino favorito de Luca Trazzi, y su perro Otto, en cuyo honor bautizó la pintura amarillo Otto desarrollada por él mismo.Añade que no quería crear una pieza de exposición, sino un vehículo apto para la vida cotidiana, como lo son todos sus bocetos de diseño.
¿Y cómo se materializó su propósito? Por fin ha llegado el momento de echar un vistazo a ese sueño hecho realidad. Trazzi cierra el libro y cruza el patio trasero para salir del garaje con el 911 Speedster. Un momento auténticamente inolvidable. El típico rugido de motor rebosante de potencia inunda todo el patio, pero aún hay mucho más: la imponente capota doble, los pilotos posteriores oscurecidos, un sinfín de exquisitos elementos de diseño y el amarillo brillante que irradia dinamismo y alegría de vivir. «Quería un amarillo único, cálido y profundo», explica Trazzi mientras acaricia la aleta. El llamativo «Amarillo Otto» —que debe su nombre a Otto, el perro de Trazzi— se desarrolló ex profeso para el vehículo. Su intensa luminosidad se refleja en el rostro del diseñador italiano, donde se percibe claramente la alegría de haber creado algo sin igual.

Un hito en el programa Sonderwunsch

Fue un camino largo. Luca Trazzi viajó a Stuttgart a menudo para encauzar el vehículo único de fábrica junto a su propio equipo de proyecto elegido entre el personal de Sonderwunsch. Porsche incluso le expidió un pase de fábrica especial para él. «Su entusiasmo nos emocionó a todos», comenta Philipp Setter, que ejerció como asesor en Stuttgart a modo de persona de contacto para el cliente. «Fue muy exigente con nosotros». Para la nueva construcción, Trazzi se trajo un 911 Carrera Cabriolet (993) de su colección que sirvió como vehículo base. Setter describe como «un punto de no retorno» el momento en que se retiró el montante A para la conversión. «A partir de entonces, el vehículo debía convertirse en algo único y ya era irrecuperable». Trazzi estuvo presente en muchos pasos importantes del proceso. Por ejemplo, cuando su Speedster se dio un baño de pintura por inmersión catódica en el taller de pintura de la fábrica por el que, en condiciones normales, solo pasan vehículos nuevos en el proceso de producción convencional.
Pasaron tres años desde el comienzo del proyecto en febrero de 2021 hasta la conclusión en 2024. Los distintos detalles, como la forma de la capota trasera típica del Speedster detrás de los asientos, requirieron varios ciclos de trabajo, puesto que Trazzi siempre introducía algún retoque. También hubo que encontrar el amarillo idóneo y mezclarlo, los pilotos posteriores tenían que ser más oscuros y hubo que desplazar los elevalunas desde la puerta a la consola central en aras de la claridad. En los asientos turbo se aplicó un patrón de bandera de cuadros cosido a mano. Incluso el motor, una nueva unidad construida totalmente de cero con 300 CV como se usó en su día en el 911 Carrera RS (993), debía presentar un diseño lo más estilizado posible, en el que se eliminara el conducto transversal de la climatización.
Técnicos, carroceros, guarnicioneros, electricistas... En los picos de actividad, hasta siete oficios trabajaron simultáneamente en el proyecto. El diseñador de Porsche Grant Larson, que estuvo al frente del diseño, hizo las veces de asistente de Trazzi. «En un vehículo único de fábrica como este, el diseñador jefe y el director del proyecto es el propio cliente», explica Setter. «Esta es la primera pieza única de estas características, un hito en el programa Sonderwunsch. Haber tenido la posibilidad de llevar a cabo un proyecto tan individual para un cliente es algo sin igual».

Un café junto al lago de Como:
Luca Trazzi es un hombre muy ocupado al que le gusta cambiar de ritmo: «A menudo hay que pisar el acelerador, pero otras veces toca bajar de marcha para reflexionar», afirma.Un Speedster lleno de citas históricas
¿Y Luca Trazzi? Ahora se sienta plenamente satisfecho en el asiento del conductor, en posición baja deportiva, y explica todos los detalles de la historia del Speedster que se han incorporado aquí. El patrón de los asientos ajedrezado negro y amarillo en tres filas es una cita tomada del 997. ¿Qué hay de la doble joroba con barra antivuelco integrada? «Una mezcla entre el 964, el 997y el 991. Fue el mayor reto porque, a pesar de todo, es muy distinta y más alta. Le transmite personalidad al coche», subraya Trazzi. Añade que la rejilla de entrada de aire trasera recuerda al 997 y las puertas están tomadas del 964. «Los retrovisores laterales están inspirados en modelos de competición históricos como el 356 A Carrera GT Speedster y el 911 Speedster Concept (991) que se presentó en París en 2018.
Las llantas de aleación ligera de 18 pulgadas en diseño Turbo están pintadas en negro, con un aro de contraste en amarillo Otto. Por supuesto, el italiano reconoce que habría sido más fácil diseñar un coche completamente nuevo que uno donde se citan todos los modelos de Speedster precedentes, pero entonces no habría sido tan único. Trazzi, ya de camino a Spirago, al sur de la ciudad, recita de carrerilla todos los detalles del diseño con la misma fluidez con la que cambia de marcha y acelera.
Experiencia de conducción en estado puro
No en vano, ha dedicado horas y horas a los matices con su técnico Dario, que se ocupa de la colección de Speedsters de Trazzi. De camino, escuchamos a Blondie cantar su Sunday Girl por el moderno sistema de sonido, en el que Trazzi ha subido el volumen. Le gusta conducir rápido con música de su época y preferentemente en recorridos exigentes como el puerto de San Bernardino o el Circuito de Ímola, pero a veces también simplemente hasta el lago de Como para tomarse un espresso en la ribera. Comenta que adora «la experiencia de conducción en estado puro». Con cambio manual y no automático, con un cuadro de instrumentos clásico en lugar de una pantalla digital. Las cámaras, los sensores de marcha atrás o los asistentes de aparcamiento no son lo suyo.

Viaje a la felicidad:
al fondo las últimas estribaciones de los Alpes, abajo en la ribera la pintoresca localidad lombarda de Tremezzo; el escenario perfecto para Luca Trazzi y su nuevo Speedster.«Hurry up, hurry up», canta Blondie con el acompañamiento del rugido del motor, y Trazzi parece tomárselo al pie de la letra y acelera de nuevo, ajeno a la niebla que se ha extendido como un paño de lana sobre la campiña milanesa. Suele venir por esta zona al menos una vez a la semana con sus Speedsters. «Siempre hay algo que debatir, siempre algo que hacer». Le une a su mecánico Dario la gran pasión por la marca, y también la pasta y demás delicias que se sirven para almorzar en la cercana osteria «La Cassina».
El secreto del diseño emblemático
¿En qué consiste el buen diseño italiano para él? Trazzi observa tranquilamente la carretera y reflexiona un momento. «Asocio el diseño italiano clásico con las décadas de 1950 y 1960, después todo se hizo más internacional y, desafortunadamente, intercambiable», afirma, y añade que muchos productos no perduran. «En el momento en que los has creado ya están obsoletos».
Sin embargo, eso no se puede decir de sus creaciones. La máquina de espresso X1 que diseñó a mediados de la década de 1990 para Illy es actualmente un objeto de culto y se han vendido más de 600 000 ejemplares en el mundo. Y no es por casualidad que su frontal recuerde al salpicadero de un coche clásico, sino que también ha integrado la historia en este caso.

Presencia radiante:
en la carretera que recorre la orilla en Tremezzo, la pintura amarilla del Speedster destaca como un punto de luz.Trazzi se inspiró para ello en el puesto de conducción del Fiat 500 que tenía cuando estudiaba arquitectura. El piloto de control rojo recuerda a los intermitentes de modelos de coches antiguos, mientras que la esbelta barra cromada en la parte superior retoma el lenguaje de diseño de los parachoques clásicos. A su manera, la X1 refleja el anhelo que sintió Trazzi durante tantos años de diseñar algún día un coche exactamente según sus expectativas, y hacerlo teniendo en cuenta el pasado.
«Porsche ha conseguido mantenerse fiel a su línea a lo largo de los años, desde la década de 1950 hasta hoy», comenta mientras toma a ritmo deportivo la curva de la enésima rotonda. Añade que hoy en día le sigue fascinando, además de la potencia de los motores, esa fidelidad a una línea emblemática. Para un diseñador como Luca Trazzi, la posibilidad de incorporarse él mismo a esa línea mediante un vehículo único de fábrica era una oportunidad excepcional.
Hemos llegado a una finca que en su día fue una granja. Sus antiguos establos, ahora naves de ladrillo con amplios ventanales intercalados, albergan las joyas veladas de Porsche.

El hogar de los Speedsters:
Luca Trazzi en una finca en Spirago donde alberga su colección de Porsche.Luca Trazzi deambula entre los modelos, levantando una cubierta protectora aquí y allá para revelar alguna pieza favorita, y señala al fin su última adquisición, sustentada en una plataforma elevadora: un 356 A 1600 S Speedster amarillo de 1955 con poco más de 1000 kilómetros. «Increíble, ¿no?», dice Trazzi mientras inspecciona asombrado los bajos sin rastro de óxido.
¿Ha revendido alguna vez un Speedster? Niega enérgicamente con la cabeza. «¡Jamás!». Podría decirse que todos estos Speedsters en colores llamativos son una parte de su vida, por lo que resulta aún más emotivo que el nuevo coche único no solo cite la historia de sus antecesores, sino que también haya hecho historia por sí mismo. Luca Trazzi se dio cuenta de ello el verano pasado, hacia el final del proyecto de tres años. Había vuelto a Stuttgart una vez más para seguir in situ los pasos finales. En el programa, una nueva visita al departamento Heritage y al museo en compañía del asesor de clientes Philipp Setter.
El empleado de Porsche abrió un armario con carpetas de los diversos modelos que se habían creado allí a lo largo de tantos años. Entre ellos, uno con la inscripción «Luca Trazzi». «Entonces comprendí que nuestro vehículo único de fábrica ya forma parte de la historia de la empresa», relata. Aún hoy, esto emociona visiblemente a Trazzi que, tras cultivar durante toda su vida una profunda inclinación por la historia del Speedster, se ha convertido ahora en una parte de ella.



El camino hacia el vehículo único de fábrica
La historia del vehículo único de fábrica Sonderwunsch empezó en febrero de 2021 con una reunión inicial de Luca Trazzi y el equipo de pedidos especiales Stuttgart. En primer lugar, en una fase conceptual de un año se evaluó si los deseos del cliente eran viables. En este sentido, eran importantes los principales datos técnicos y la cuestión de la posterior homologación. Al final, además del precio, se obtuvo un pliego de condiciones, es decir, un concepto detallado que había que implementar en la siguiente fase de ejecución de al menos dos años. Las áreas de diseño, construcción y desarrollo trabajaron entonces mano a mano con los mecánicos, los carroceros y los pintores de Porsche. Siempre se utiliza como vehículo base un coche del cliente. En el caso de Luca Trazzi, fue un 911 Carrera Cabriolet (993) de 1994. La magnitud del cambio necesario para este vehículo único de fábrica era enorme: «La cubierta trasera, con sus formas cóncavas y convexas, resultó muy trabajosa en cuanto a su concepción y su fabricación», explica Philipp Setter, director de asesoramiento de clientes en Sonderwunsch. Trazzi rediseñó por completo la cubierta trasera. Además, se instaló por petición suya un alerón delantero, faldones laterales y las aletas traseras del 911 Turbo (993). Los faros con moderna tecnología LED se crearon completamente de cero. Para el patrón de bandera de cuadros de los asientos hubo que cortar y coser a mano cada uno de los cuadros. El motor, el chasis, la dirección y el sistema de frenos se tomaron del 911 Carrera RS (993). Al final, se puso en el cuadro de mandos una placa con la inscripción «One-Off» que identifica al vehículo único Sonderwunsch.
Datos de consumo
Taycan 4 Cross Turismo (2024)
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