La Edad de Hielo

«Renée y Christina Brinkerhoff, del Team Valkyrie Racing, participan con un Porsche 356 A en rallyes en todo el mundo. Su misión: proteger a los niños frente a la trata de personas. Sin embargo, ahora llega la mayor aventura para madre e hija: la Antártida.»

   

Adora la aventura y adora su Porsche, sobre todo cuando ambos elementos se juntan. «Cuanto mayor es el reto, tanto mejor», afirma Renée Brinkerhoff. Por eso la piloto de Colorado (EE. UU.), que ahora tiene 65 años, decidió hace casi una década participar en una de las carreras más peligrosas del mundo: la Carrera Panamericana. Primero realizó un tramo parcial. Más tarde, en el año 2013, hizo el recorrido total de 3.500 kilómetros por México con su propio Porsche 356 A del año 1956. Después llegarían otras duras carreras de larga distancia como la Targa Tasmania, el Rally París-Pekín y el Rally Safari Classic de África Oriental. «El coche es mi alter ego. Estamos estrechamente unidos y nacimos incluso el mismo año», comenta entusiasmada la piloto. «Hemos vivido muchos altibajos y un sinfín de emociones juntos. Incluso en los países más exóticos recibimos siempre la ayuda de los expertos de Porsche». Ha tenido que superar varios accidentes, pero también ha celebrado éxitos: en 2013 se convirtió en la primera mujer en su categoría en ganar la Carrera Panamericana, y desde entonces no se ha bajado del podio. «Y eso que muchas veces tenemos rivales que llevan una potencia cinco o seis veces mayor», subraya.

Antes de su carrera como piloto, Brinkerhoff se pasó casi dos décadas diseñando los planes de estudio y la formación escolar de sus cuatro hijos, a los que educó en casa. Su experiencia al volante se limitaba a llevarlos de un lado para otro en el coche familiar, recuerda entre risas. Solo cuando se independizaron pudo dejar de lado el aburrimiento al volante. «Habría podido elegir cualquier cosa para empezar una nueva vida. Pero una voz interior me dijo que algún día sería piloto de carreras. ¡Tenía que hacerlo!». Ávida de aprendizaje, tomó lecciones de conducción profesional. Su maestro más famoso fue nada menos que Hurley Haywood, una leyenda estadounidense del automovilismo.

«Correr en rallyes no solo me ha cambiado la vida. Ha revelado quién soy en realidad.» 

Renée Brinkerhoff

Solo faltaba el coche adecuado. Y lo encontró con la mediación de un familiar. «Nunca había visto un 356 antes», recuerda. «Fue amor a primera vista».

Dos mejor que uno:

Dos mejor que uno:

en el garaje reluce otro 356.

Su hija Christina, de 34 años, vivió directamente la transformación de su madre en 2012 en su primer gran rally en México. «Estuve allí para hacer fotos», recuerda Christina, que trabaja como profesional del cine. «Fue un momento muy especial verla allí por primera vez vestida con el mono en su 356». En cualquier caso, las ambiciones de su madre no la pillaron por sorpresa: «Yo la conocía y lo sabía: si algo se le mete entre ceja y ceja, no para hasta conseguirlo». Eso ha sido así desde siempre. «También cuando decidió no enviarnos a la escuela sino darnos clase en casa». En aquel momento, este era un enfoque pionero. Nadie fue capaz de hacerla cambiar de opinión.

Cuando nos encontramos con madre e hija a finales de 2021 para la entrevista, están a punto de emprender la aventura más grande de su vida: quieren partir hacia la Antártida y superar allí con el 356 un recorrido de al menos 356 millas (unos 573 km) en dirección al Polo Sur. «En realidad es imposible prepararse bien para algo así, porque en ninguna otra parte del mundo hay condiciones comparables», explica Renée. Christina añade: «Solo sabemos que nos podemos encontrar de todo, desde fuertes tormentas y muros de hielo enormes hasta grietas profundas en glaciares».

El valiente equipo de madre e hija contará con la ayuda de experimentados aventureros y plusmarquistas mundiales en expediciones polares: el británico Jason De Carteret, que ha realizado decenas de viajes en las regiones de los Polos Norte y Sur, va a bordo como navegador. Kieron Bradley fue su compañero en el récord del Polo Sur sobre cuatro ruedas. Como constructor de chasis, dirigió durante año y medio la remodelación del 356 para convertirlo en un vehículo futurista al estilo de Regreso al futuro. En el eje delantero hay montados anchos esquíes dirigibles, y detrás se encargan de la propulsión orugas macizas. «Con las ruedas convencionales nos hundiríamos inmediatamente en el hielo», explica Renée. Para evitar accidentes mortales debido a las peligrosas grietas en los glaciares o crevasses, una vela de aprox. metro y medio de largo sobresale del morro. Adicionalmente, está equipado con paneles solares para el abastecimiento de energía. «Todo eso se puede desmontar después fácilmente», añade la dueña del coche. Porque hay algo que tiene muy claro: «Después de esta expedición, el 356 y yo queremos seguir haciendo rallyes para fines humanitarios».

La aventura en la Antártida es por el momento el punto culminante del Project 356 World Rally Tour, que ha llevado a Renée Brinkerhoff y su Porsche por todos los continentes del mundo. En este sentido, su pasión se ha convertido hace ya mucho tiempo en una misión. Con su fundación Valkyrie Gives, Brinkerhoff ayuda a las mujeres y los niños en situación de riesgo. Su foco de atención principal es la lucha contra el tráfico de menores. Conoció de cerca este problema por primera vez en sus rallyes por Latinoamérica.

En acción en Perú:

En acción en Perú:

Renée Brinkerhoff, en el Rally Caminos del Inca 2018.

Christina Brinkerhoff dirige la escudería y gestiona la organización sin ánimo de lucro, que se llama así por las amazonas guerreras de la mitología nórdica. «Valkyrie Gives es el motivo de todo lo que hacemos. Los rallyes son nuestra forma de llamar la atención y recaudar donativos», explica. Su madre opina que hoy en día hay que hacer algo extraordinario para poder destacar. «En las carreras siempre estamos rodeadas de espectadores y reporteros porque somos algo exótico. Eso nos da la oportunidad de hablar de los temas que nos importan». Valkyrie Racing/Valkyrie Gives ha recaudado casi medio millón de dólares y destina el dinero a organizaciones que luchan directamente contra la trata de personas. Entre ellas, organizaciones en regiones remotas de China, Mongolia, Perú y Kenia, que ellas mismas han visitado en persona. Consideran muy importante constatar que todos los donativos se destinan íntegramente a los proyectos. Los propios rallyes son financiados por patrocinadores. 

Cualquiera que hable con las dos aventureras puede percibir la entrega y la seriedad con la que se dedican al trabajo de su fundación. «Es un honor y un privilegio poder ayudar aunque sea a un solo niño en el mundo», afirma Renée. «En los rallyes hemos vivido muchos momentos intensos que nos han unido profundamente», añade Christina, «y muchas veces olvido que somos madre e hija». Renée se considera muy afortunada por compartir esta labor humanitaria con su hija: «Nuestros talentos se complementan y nos respetamos como colegas. Correr en rallyes no solo me ha cambiado la vida: ha revelado quién soy en realidad.» 

Thomas Ammann
Thomas Ammann
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