La gran suerte de ser parte de un todo

La pregunta del millón: ¿qué tiene que ver la vida en el Amazonas con la de un equipo de automovilismo de resistencia? «Ambos sistemas funcionan solo si todo está en armonía», explica Felipe Nasr. «Se trata de respeto mutuo, una conciencia positiva de las dependencias y la comunidad por encima de todo».

Luiz Felipe de Oliveira Nasr vino al mundo el 21 de agosto de 1992 en la capital brasileña, Brasilia, hijo de Samir y Eliane. Antes había nacido su hermana mayor, Flávia. «Tuvimos una infancia sin preocupaciones», afirma agradecido el actual piloto oficial de Porsche. Pasó gran parte del tiempo en circuitos, ya que su padre y su tío Amir, hijos de un emigrante del Líbano, tenían un equipo de automovilismo. Felipe se subió por primera vez a un kart cuando solo tenía ocho años. «No tenía ninguna presión, solo quería divertirme», recuerda. Ganó campeonatos de karts y obtuvo triunfos en fórmulas para jóvenes. En 2009 se mudó a Italia. Su tío Amir estuvo dos meses con él, pero luego se quedó solo a sus 16 años. «Me sentía muy solo», confiesa Nasr, «pero soñaba con la Fórmula 1». Y ese sueño se cumplió en 2014. Al principio Nasr fue piloto reserva en el equipo Williams y luego estuvo dos años en Sauber, donde tuvo un fantástico debut: acabó quinto la primera carrera de la temporada en Melbourne, el mejor puesto en la categoría reina conseguido por un debutante brasileño en toda la historia. Cuando se vendió el equipo, Nasr tuvo que buscar nuevas opciones para 2017. «Aquel fue un momento muy complicado», reconoce, «pero, visto desde ahora, fue lo mejor que me pudo pasar».

Nasr regresó al otro lado del Atlántico y participó en carreras de deportivos. No conocía los circuitos de la Serie IMSA. Sin embargo, en su primera temporada completa en 2018 consiguió el título, en 2019 fue segundo en la general y en 2021 de nuevo campeón. Porsche Motorsport lo tenía en su radar hacía mucho tiempo. En el verano de 2021 se produjo una reunión secreta en Charlotte (Carolina del Norte). «No me lo tuve que pensar mucho: competir para esta marca es un gran regalo». 

Expresó su agradecimiento como mejor sabe hacerlo, ganando en su primera carrera. Junto con el francés Mathieu Jaminet y el australiano Matt Campbell, se impuso en enero de 2022 en la clase GTD-Pro de las 24 Horas de Daytona con el Porsche 911 GT3 R. «¡Fue como un cuento de hadas!». Al relatarlo, el piloto de 1,74 m estira como entonces los brazos hacia el cielo y se tira del cabello negro con los ojos marrones radiantes. «Es un logro conjunto de nosotros —los tres pilotos— y de todo el equipo. Un éxito así solo se consigue si todos dan lo mejor de sí».

«Conducir para Porsche es un gran regalo.»

Felipe Nasr

Una carrera llena de éxitos... pero Nasr cree que solo acaba de empezar. Con el nuevo bólido LMDh Porsche 963 luchará por triunfos en otras grandes carreras de resistencia para conseguir títulos y ofrecer el mejor rendimiento posible junto con el equipo. Y todo ello sin perder su equilibrio. Aprendió a tocar la guitarra en 2018 de forma autodidacta. En la lista personal de éxitos del piloto de 30 años destacan canciones de los Rolling Stones, Pink Floyd, los Dire Straits o Eric Clapton. Por encima de todo solo está el amor a su familia y a su ciudad natal Brasilia, a la que ya ha regresado. Con la ayuda de su hermana Flávia, exitosa arquitecta, ha construido una casa propia en el terreno de sus padres. «Soy un hombre familiar por los cuatro costados. Flávia con su hija Helena, nuestros padres, mi tío, mi tía, mis primos y primas... ¡somos un equipo muy animado!».

Nunca hay que olvidar lo realmente importante. Eso es básico para Felipe Nasr. Por eso viaja a menudo a la cuenca del Amazonas. Sin cobertura de móvil, sin Internet, naturaleza en estado puro... allí pasa los días fuera de su zona de confort. Entonces, en plena naturaleza salvaje, se sube a su yola, disfruta de la flora y la fauna, reflexiona y pesca. No se come los animales, solo los observa. «Es importante controlar los bancos de peces, hay que impedir que se extingan especies». Una vez capturados, los suelta de nuevo suavemente en el río. «Allí está la comunidad de la que forman parte».