Perspectivas inmejorables
Con las carreras de coches viviendo un boom mundial, el momento no podría ser mejor para F1: La película. La superproducción protagonizada por Brad Pitt resulta fascinante por su gran autenticidad, y Porsche tiene un papel protagonista tanto delante como detrás de las cámaras en la obra maestra de Joseph Kosinski.
Llevan camisetas de automovilismo y gorras de merchandising, algunos incluso llevan un casco bajo el brazo. La sala está llena en esta noche de junio en el Cinépolis Westlake Village. El público de Thousand Oaks, a unos 50 kilómetros de Los Ángeles, contempla la pantalla con asombro. En ella se puede ver F1: La película, la nueva obra maestra de Joseph Kosinski, el director de Top Gun: Maverick. Entre el público lleno de jóvenes, tampoco faltaron a la cita Patrick y Lauren Long con su hijo de diez años y su hija tres años menor. «El ambiente era fantástico», comentaría más tarde Long con entusiasmo. Como no pudo asistir al estreno en la ciudad de Nueva York por motivos de agenda, ha venido a ver la película por primera vez en su ciudad natal. En la gran pantalla se interpreta a sí mismo y, detrás de la cámara, ejerce otros papeles.

Una carrera en varias etapas:
Hasta finales de 2021, Patrick Long compitió con éxito en el equipo de pilotos oficiales de Porsche. Desde entonces, asume otras tareas interesantes para la marca.Ambas facetas se ponen de manifiesto en las primeras escenas: un Porsche 911 GT3 R recorre a toda velocidad las curvas cerradas de Daytona en plena noche. Cortes rápidos, ritmo trepidante, banda sonora dramática. Durante la parada en boxes en el emblemático circuito de Florida, Long sale del habitáculo y le entrega el coche a Brad Pitt, alias Sonny Hayes, que hace en la película lo que Long logró en la realidad, es decir, ganar la carrera de 24 horas en un Porsche.
De joven, Sonny Hayes era una estrella emergente de la Fórmula 1, pero un accidente le destrozó la columna vertebral y acabó con su carrera, así que se convirtió en piloto ocasional. En carreras de 24 horas como la de Daytona se necesitan pilotos rápidos y experimentados sin compromiso fijo. A menudo, actúan como complemento en equipos de dos pilotos que comparten coche en carreras más cortas. «Quería hacer la película de automovilismo más auténtica que se haya hecho jamás», explica el director Joseph Kosinski. No fue hasta el rodaje cuando comprendí realmente lo agotadoras y desmoralizantes que son las carreras. El automovilismo es el culmen del rendimiento humano, porque no solo creamos estas máquinas, sino que las llevamos al límite, a ellas y a nosotros, tanto física como mentalmente».

El box de Porsche como escenario:
El director Joseph Kosinski (izq.) busca la máxima autenticidad, por lo que valora la experiencia del piloto profesional Patrick Long (dcha).Debido a la exigencia de autenticidad, estaba claro que los actores de F1: La película tenían que conducir coches de carreras, y hacerlo a gran nivel, con velocidades por encima de los 300 km/h y fuerzas G brutales al frenar y en las curvas rápidas. Todo tiene que ser real, Kosinski no se conforma con menos. Por eso, en Top Gun: Maverick, el éxito de taquilla de Kosinski de 2022, Tom Cruise voló en aviones de combate reales. Y, al igual que en la secuela de Top Gun, la autenticidad de F1 se basa en la colaboración con socios fuertes. Sin la cooperación de la Marina, las famosas escenas de vuelo nunca habrían sido posibles. «Y, sin el apoyo de Porsche, nunca habríamos podido rodar las escenas iniciales en Daytona. Hay quien dice que los primeros minutos son las mejores escenas de toda la película», afirma Kosinski, que lleva casi 20 años siendo un conductor entusiasta de Porsche y que, de adolescente, quería ser diseñador de coches de carreras. «Había que encontrar el lugar adecuado para que Sonny Hayes pudiera volver a la Fórmula 1 más adelante en la trama. Daytona y el 911 GT3 R eran perfectos: suficientemente lejos de la Fórmula 1, pero al más alto nivel. Porsche es un icono en las carreras de resistencia y sinónimo de excelencia en muchos aspectos: diseño, ingeniería, experiencia y, por supuesto, competición».

Idea y resultado:
Joseph Kosinski, en 2022 durante la entrevista con Christophorus para el número 406 de la revista, en su home cinema de Santa Mónica (arriba). Ya entonces hablaba del proyecto de F1. En la carrera de Daytona, el plan se hizo realidad (abajo).
«Quería hacer la película de automovilismo más auténtica que se haya hecho jamás». Joseph Kosinski
Cuando el director de 51 años presentó su idea a Porsche, recibió una acogida entusiasta. «Nos facilitaron varios vehículos y, además, nos dedicaron tiempo en exclusiva en el Porsche Experience Center de Los Ángeles», relata. «Allí tuve ocasión de conducir con Brad y con Lewis Hamilton, nuestro coproductor. Fue simplemente magnífico. Brad se enamoró de los 911 y ahora conduce un 911 Turbo (992) en su día a día». Además, Kosinski quería un equipo real y un piloto de carreras auténtico de Porsche. Para las escenas de Daytona no se construyeron decorados, no se escenificó ninguna carrera ni se contrataron extras. No, solo hubo un intento: la carrera real fue el escenario, la clásica cita anual de enero.
El equipo cliente de Porsche Wright Motorsports se transformó parcialmente en el equipo Chip Hart Racing en la ficción, y no en un estudio, sino en la propia pista. «Fue surrealista ver nuestro coche de fantasía compitiendo», explica Kosinski, «y Patrick Long fue para nosotros mucho más que el candidato ideal para el papel del compañero de Hayes. En el set de rodaje, él era el Sonny Hayes de carne y hueso, atento a cada detalle, un asesor muy experimentado y un estupendo compañero de equipo».
Long y Kosinski se conocieron en la fase inicial de Top Gun: Maverick. En aquel momento, Long ayudó a encontrar el 911 S (911 original) idóneo para la romántica escena final de Tom Cruise y Jennifer Connelly. Si alguien conoce bien los 911 históricos de la costa oeste de Estados Unidos, ese es Patrick Long. A sus 44 años, es el cerebro detrás de la comunidad Luftgekühlt, creada en 2014 y famosa por sus eventos de culto. A finales de 2021, Long puso fin a su carrera como piloto de Porsche. En ella, además de la victoria en la categoría GT en las 24 Horas de Daytona, destacan dos victorias en su categoría en Le Mans, entre otros éxitos. Y es típico de Porsche que personalidades con sus conocimientos y experiencia sigan estrechamente vinculadas a la empresa o asuman puestos de responsabilidad.
«Porsche es una familia», afirma Long. «Cuando entré en el equipo júnior en 2002, me apoyaron en todo y no me dejaron solo en aquel entorno nuevo para mí, ni siquiera en mi vida privada. Marc Lieb, en particular, estuvo siempre ahí». Lieb, que también fue piloto oficial, ganador absoluto de Le Mans y campeón del mundo de resistencia, es actualmente jefe del equipo de comunicación de Motorsport en Porsche. Jörg Bergmeister, Timo Bernhard, Richard Lietz, Sascha Maassen, Mark Webber o, en generaciones anteriores, Jacky Ickx, Hans-Joachim Stuck y compañía... Estos son solo algunos de la interminable lista de pilotos de élite que, tras finalizar su carrera activa, ocuparon nuevos puestos en Porsche y, a menudo, se dedicaron a formar a las nuevas generaciones. «Transmitir la experiencia es toda una tradición», explica Long. Para F1, asumió el papel de una especie de entrenador.
«Porsche es una familia. Es una tradición transmitir la experiencia».
Patrick Long
A principios de 2023, un año antes del rodaje en Florida, compartió con el equipo de la película algunos de los secretos de Daytona Beach. Rodar escenas con una carrera en marcha no es ni mucho menos sencillo. Naturalmente, nada debe perturbar la competición ni poner en peligro la seguridad. Además, el escenario solo está disponible una vez al año. Si se pierde el momento, se esfuma para siempre. «IMSA se mostró muy cooperativa como organización», explica Long. «Y Joe Kosinski es un perfeccionista tan admirable como entrañable».
Long entrenó a actores y especialistas al volante del 911 GT3 R, de modo que se convirtió él mismo en parte de la película. «Para probar las cámaras especiales en un coche de Fórmula 1 y con la participación de un helicóptero, también conduje un coche de carreras Indy Lights», recuerda. «En general, todo el proyecto fue un cúmulo de experiencias maravillosas, y una de ellas fue trabajar con Brad Pitt. La química con él surgió desde el primer momento». El oscarizado actor aportó al rodaje su pasión por las motos y los coches rápidos. «Se notaba que disfrutaba llevando el GT3 R al límite», afirma Long.

De Daytona a Le Mans:
En junio, Manthey Racing envió a la famosa carrera de 24 horas de Francia un 911 GT3 R con el diseño del coche de la película.Diez años antes, cuando aún era piloto de Porsche, Long ya había ayudado al actor Patrick Dempsey a cumplir su sueño de correr en competición… y llegó a lograr un segundo puesto en la clasificación amateur de GTE en Le Mans. «Las situaciones eran muy diferentes, por supuesto», recuerda Long. «Brad no sentía la presión de conseguir un buen resultado, pero sí tenía que conducir coches de carreras a gran velocidad para la película y sentirse lo suficientemente seguro como para interpretar su papel».
Hay una amplia tradición de grandes actores que se identifican con Porsche tanto en su vida privada como en el cine. Por ejemplo, el inolvidable James Dean en la década de 1950 o Steve McQueen en la épica Le Mans de 1971, todo un clásico. Después de Patrick Dempsey, Michael Fassbender condujo en su Road to Le Mans ante las cámaras. Ahora, es el turno de Brad Pitt en el cine.
La forma en que los pilotos veteranos de Porsche acogen a las estrellas bajo su seno los convierte en miembros de la familia y conduce su trabajo al éxito. Además, esta pasión por transmitir la experiencia encaja muy bien en la narrativa de Kosinski: tanto en Top Gun: Maverick como en F1: La película, experimentados maestros regresan a sus antiguos lugares de trabajo para formar a jóvenes. Jerry Bruckheimer fue el productor principal de ambas películas, al igual que en la exitosa película de 1990 sobre la NASCAR, Days of Thunder, con un joven Tom Cruise. En este género, todo está interrelacionado, y hace tiempo que se especula sobre si Cruise y Pitt competirán algún día en la misma película interpretando a pilotos de carreras.

La trama:
El piloto Sonny Hayes (Brad Pitt, arriba a la dcha.) entrena al joven Joshua Pearce (Damson Idris, arriba a la izq.). Su plan es salvar el equipo de Fórmula 1 de Rubén Cervantes (Javier Bardem, abajo a la izq.).

Hace solo unos años, nadie habría imaginado que una película sobre Fórmula 1 recaudaría 144 millones de dólares en su primer fin de semana. La categoría reina, dirigida durante décadas con la mano férrea de un purismo británico, siempre lo ha tenido difícil en un mercado como el estadounidense, más orientado al espectáculo. Sin embargo, se han dado una serie de circunstancias que han provocado un auge mundial de las carreras con una nueva estructura de público.
En este sentido, destaca el papel mediático pionero de Formula 1: Drive to Survive. La serie de Netflix echa un vistazo entre bastidores y acompaña a equipos y pilotos con una intensidad muy directa. A primera vista, las temporadas de Formula 1: Drive to Survive son documentales retrospectivos de cada año.
Sin embargo, en realidad exageran en busca del entretenimiento hasta llegar casi al sensacionalismo. En 2020, las cifras de espectadores se dispararon con la segunda temporada: durante la pandemia del coronavirus, se congregó mucha más gente frente a las pantallas, Netflix experimentó un boom y las plataformas de redes sociales como Instagram, TikTok y YouTube ganaron aún más relevancia. Entonces, el consumo se convirtió en poder creativo y la Fórmula 1, a pesar de las dificultades logísticas, siguió adelante con su campeonato mundial sin caer en el desánimo.
En aquel momento, un gran aficionado a este deporte y a Formula 1: Drive to Survive estaba sentado en el home cinema de su casa en Santa Mónica: Joseph Kosinski. «Sobre todo, me gustó desde el principio que la atención no se centrara en los equipos punteros, sino en los últimos de la clasificación», recuerda. A partir de la idea de un equipo perdedor que lucha por su supervivencia económica, desarrolló la emocionante trama de F1.
Muchos giros de guion podrían ser reales. Para ideas aerodinámicas decisivas, pero controvertidas, se pueden encontrar ejemplos históricos, al igual que para mujeres inteligentes en puestos de liderazgo. Hablando de mujeres, una encuesta reciente entre los aficionados a la Fórmula 1 revela un considerable aumento de la afición femenina en la generación Z. En general, el público se ha rejuvenecido y está más diversificado. A través de la segunda pantalla, se crea constantemente nuevo contenido en la zona gris entre la ficción y la realidad frente al televisor, en el circuito y en el cine. La curva de éxito del automovilismo a nivel mundial es como la banca en Daytona, y está registrando un ascenso vertiginoso. La prueba es F1: La película, que ya se ha convertido en la película sobre automovilismo más taquillera de la historia. El número de espectadores no ha dejado de aumentar durante semanas y en todos los continentes. «Esta película crea nuevos aficionados porque les sumerge en un mundo que no conocían,» reflexiona Kosinski. «Ese es el poder del cine».