El origen como fundamento

En Islandia, los campos de lava se encuentran con glaciares y las cascadas torrenciales con fiordos tranquilos. Una tierra de extremos, marcada por generaciones que han comprendido que el futuro se basa en el respeto por los orígenes. Por lo tanto, es el escenario perfecto para la misión de la Porsche Heritage Experience: recrear el pasado y dar forma al futuro. Junto con el islandés Rúrik Gíslason, Christophorus explora el universo Porsche y se sumerge en las tradiciones islandesas. Vamos en diferentes generaciones del 911 Targa, en honor a su 60.º aniversario.

   

El Fagradalsfjall...

... es uno de los aproximadamente 30 volcanes activos de Islandia que establecen las condiciones ideales para la generación de energía geotérmica. En total, hay unos 130 volcanes en la isla.

Un paisaje lleno de contrastes:

Jökulsárlón es una impresionante laguna glaciar en el sureste de Islandia. Junto con las playas negras, es uno de los muchos atractivos naturales que hacen tan especial al país.

Huele a roca volcánica y musgo húmedo, un perfume salvaje que no podría crear ningún laboratorio del mundo. Al borde de la carretera, una franja morada de altramuces se extiende como las pinceladas de un pintor impresionista. Justo aquí, en esta isla marcada por el fuego y el hielo, llega la Porsche Heritage Experience con seis ejemplares del 911 Targa. Para celebrar su aniversario, participan un modelo Softwindow (el 911 original), la serie G, las generaciones 964, 993 y 996 y el actual 911 Targa 4 GTS (992). La iniciativa fue impulsada por el equipo de Porsche Heritage y el museo, y es un desfile del pasado, el presente y el futuro.

Lleno de ilusión:

Rúrik Gíslason, sentado en el 911 Targa de 1968, listo para experimentar la tradición de su tierra natal con Porsche.

A la cabeza, Rúrik Gíslason en un 911 Targa de 1993. Al final del viaje, habrá recorrido su Islandia natal con todos los modelos, embajadores culturales sobre ruedas de Zuffenhausen. Va sentado al volante en silencio, como si escuchara el eco de su infancia bajo el latido del motor. En su muñeca derecha, brilla un tatuaje bajo la manga: «Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti». La máxima, también conocida como «regla de oro», proviene del Nuevo Testamento. Gíslason afirma que este voto silencioso le recuerda cada día que hay que actuar con respeto, ser puntual y no hablar mal de los demás.

Más tarde, en la primera parada, cuenta que su madre fue la compañera más importante en su vida. Lleva su foto en el fondo de pantalla del teléfono. Murió hace cinco años. ¿Su mejor consejo? «Sé feliz», dice. «Muchos se centran en lo malo, pero ella siempre veía lo bueno». Una actitud ante la vida que no solo se aplica a Gíslason, sino a la mayoría de los islandeses. En el Informe Mundial sobre la Felicidad de las Naciones Unidas, este país insular suele aparecer entre los cinco más felices del mundo.

En la Heritage Experience queremos conocer mejor Islandia y a las personas que, a pesar de todas las adversidades, han aprendido a ver siempre lo positivo y que obtienen tanta felicidad de sus orígenes y tradiciones. La segunda isla más grande de Europa, con poco más de 100 000 km² (lo que equivale aproximadamente a la superficie de Portugal), tiene casi 400 000 habitantes. Se trata de un pueblo que valora la comunidad, la tradición literaria y la sensación de seguridad en la isla de fuego y hielo. 

Cerca de la capital, Reikiavik, visitamos Skyrland, centro de producción de la popular alternativa al quark. En un luminoso edificio de madera se muestra cómo la leche pasteurizada se convierte, con la ayuda de cultivos ancestrales, en el skyr rico en proteínas que todos conocemos. Sin embargo, los productores locales explican que el skyr es mucho más: un símbolo de la resiliencia islandesa que, desde la colonización vikinga en el siglo IX, alimenta a las familias durante los largos inviernos. En resumen, una parte de su identidad y de su patrimonio cultural. «He crecido con el skyr. No importa en qué parte del mundo me encuentre, el skyr me hace sentir como en casa», resume este islandés de 37 años que, desde que terminó su carrera como futbolista profesional, trabaja como actor y empresario.

El culto al skyr:

En la fábrica, los participantes descubren que el skyr es más que un simple producto lácteo. Para los islandeses, es un patrimonio cultural.

La geotermia y el arte de la jardinería

A solo una hora en coche se encuentra Friðheimar, una granja de invernaderos entre campos de lava. Bajo techos de cristal de varios metros de altura, crecen tomates, pimientos y albahaca en un clima subpolar al calor de la geotermia islandesa. «La idea de hacer una granja de tomates en un clima tan duro como el de Islandia es bastante atrevida. Es una empresa familiar, como Porsche, y demuestra lo lejos que se puede llegar con coraje y un verdadero trabajo en equipo», explica Gíslason. La granja se fundó en 1995 con un solo empleado. Hoy en día, tiene más de 70 trabajadores a tiempo completo. Mientras degustamos una sabrosa sopa de tomate, chutneys y pesto de albahaca casero, nuestro guía nos cuenta que compró su primer Porsche a los 18 años, cuando era futbolista profesional en Dinamarca. «Por aquel entonces, solo estaba en casa tres o cuatro semanas al año, pero cuando visitaba mi país natal quería conducir un Cayenne a toda costa», recuerda. Para él, ese coche era el símbolo del éxito, el cambio y la versatilidad, un motivo de orgullo móvil que en el paisaje islandés adquiría un significado más profundo que en cualquier otro lugar.

Un paraíso escondido:

La laguna glaciar de Fjallsárlón está justo al pie del impresionante Vatnajökull, el glaciar más grande de Europa. Lejos de las rutas turísticas principales, aquí se exhibe la belleza salvaje de Islandia.

El paraíso de los tomates:

Los islandeses aprovechan lo que tienen y construyen todo un oasis con calefacción geotérmica sobre un fino suelo volcánico.

Conservar la tradición

Los objetivos de la Porsche Heritage Experience son preservar y compartir tradiciones. Con este propósito, ya se han hecho visitas a China y Hawái, entre otros lugares. «Queremos conocer otras culturas», explica Alexander E. Klein, creador e impulsor del programa, que se puso en marcha en 2019. «Solo así podemos experimentar de forma auténtica cómo conservan sus conocimientos y tradiciones y los transmiten a las generaciones siguientes, algo que también hacemos nosotros mismos en la empresa». Porsche Heritage y el museo consideran los vehículos como embajadores rodantes de la marca y como un compromiso con el futuro. «Conservamos los valores que han caracterizado a la empresa. La cultura, la identidad y la tradición de Porsche siguen vivas en cada modelo, en cada detalle y en cada persona que forma parte de esta historia», afirma Klein. «De este modo, Porsche Heritage y el museo se convierten literalmente en un medio de transporte que nos lleva del pasado al futuro».

Viaje en el tiempo:

Delante, el 911 Targa de 1968, el participante más antiguo de la Heritage Experience; detrás, la generación actual. 57 años de evolución Porsche en Islandia.

Gíslason se sube al 911 Targa Softwindow rojo de 1968, el más antiguo de los seis deportivos de la Porsche Heritage Experience. Con unos pocos movimientos, retira el fino techo. «Para mí es un honor conducir un Porsche con tantas historias a sus espaldas, y más aún en un país que también tiene muchas historias que contar», afirma. Poco después, conduce el 911 Carrera 3.0 de 1977 por las tierras altas. El motor bóxer emite un rugido profundo, pero no lo suficiente como para ahogar el graznido de los omnipresentes charranes. «Viaja según el tiempo», reza un proverbio local o, lo que es lo mismo, la naturaleza define las rutas transitables. «Las aguas termales han dejado a la carretera exactamente el espacio que necesita», explica Gíslason. «Me siento conectado con el recorrido y con el Targa». Muchas veces, los islandeses llaman a sus carreteras simplemente leið, «camino». Por cierto, cuando se viaja por un leið y se conoce a gente nueva, los islandeses se tutean directamente. Otra tradición que demuestra que, en uno de los países más modernos del mundo, el concepto de «comunidad» cobra vida propia.

A continuación, Gíslason se pone al volante del nuevo 911 Targa 4 GTS. Equipado por primera vez con un turbocompresor asistido eléctricamente, el sistema T-Hybrid combina la tecnología de propulsión más moderna con el ADN clásico del Targa, que es potente, eficiente e inconfundible. El latido de los clásicos genera un diálogo casi silencioso entre el motor y el sistema electrónico. Gíslason pisa con cuidado el acelerador y comenta: «Esta interacción entre la sensación de conducción tradicional y la tecnología pionera transmite que aquí no ha cambiado nada, sino que solo se ha perfeccionado». Bajo el asfalto, hierven las aguas termales; sobre el cristal panorámico, el viento empuja las nubes por el horizonte como en una secuencia a cámara rápida.

El sucesor:

Con un innovador sistema híbrido, el 911 Targa 4 GTS marca la siguiente etapa en la evolución del Porsche Targa.

En la grieta de los continentes: estabilidad en movimiento 

Islandia se formó a partir de lava líquida, Porsche a partir de ideas visionarias. Al igual que los islandeses anclan sus casas profundamente en las rocas, Porsche hace lo propio con sus principios: construcción ligera, diseño emblemático, evolución en lugar de revolución.

En el parque nacional de Þingvellir, Gíslason se sitúa entre las placas tectónicas, la euroasiática y la norteamericana, y señala la grieta abierta: «Aquí se separan continentes enteros, pero la base permanece». La zona es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 2004. Las sombras alargadas de los participantes en la Heritage Experience —creadores de contenido de toda Europa— se proyectan sobre el anfiteatro de piedra donde antaño se impartía justicia y se escribía la historia. Entre las grietas escarpadas, la geología se funde con una idea que caracteriza tanto a Islandia como a Porsche: el valor de combinar lo tradicional y lo nuevo en poderosa armonía. Igual que la grieta que hay bajo sus pies: separa, pero al mismo tiempo visibiliza una conexión.

La fuerza del origen

En Reikiavik, el sol de medianoche sigue iluminando el paisaje. Los motores callan y el ruido del Atlántico llena el silencio. Gíslason aparca el 911 Targa 4 GTS junto al Softwindow de 1968: pasado y futuro, los dos parachoques uno junto a otro. En ese momento, «Heritage» ya no es solo una palabra, sino un sonido, el suave zumbido de un motor, el murmullo leve del mar y el eco de una voz: «¡Sé feliz!».

Fuerzas de la naturaleza:

En las cascadas de Skógafoss, enormes corrientes de agua caen 60 metros en picado.

A la mañana siguiente, el paisaje sonoro cambia: en lugar del rugido del motor, ahora se oye la cascada de Skógafoss, cuyas aguas caen 60 metros en picado. La espuma brilla a contraluz y un estrecho sendero conduce detrás de la cascada, en una performance natural perfectamente coreografiada. Sin embargo, para los islandeses, las masas de agua no son solo un espectáculo natural extraordinario. Islandia es un ejemplo paradigmático de uso exitoso de las energías renovables. Más del 70 % de la demanda eléctrica del país se cubre con energía hidráulica. Seguimos la ruta hacia Vík í Mýrdal, el lugar más meridional de la parte continental de Islandia. Tras una curva cerrada, el cono nevado del Eyjafjallajökull aparece de repente en el horizonte. Vuelven a la memoria los recuerdos de 2010, cuando el volcán paralizó con su ceniza el tráfico aéreo en gran parte de Europa. En cualquier caso, los islandeses también han sabido aprovechar la actividad volcánica. La geotermia es la fuente de energía más importante del país, y alrededor del 90 % de los hogares obtienen de ella su calefacción. Desde principios del siglo XX, los investigadores islandeses han desarrollado tecnologías pioneras para aprovechar la energía geotérmica. Hoy en día, el país es líder mundial en este ámbito.

Es otro ejemplo paradigmático del lema de la Heritage Experience, donde aprendemos que los orígenes no son solo una mirada al pasado, sino también la base del futuro. Los principios fundamentales del fundador de la empresa, Ferdinand Porsche, parecen estar omnipresentes: el espíritu inventor, el arte de la ingeniería y la conservación de la tradición. En Islandia, las formas curvilíneas de los deportivos Porsche y la naturaleza de las carreteras de montaña se combinan a la perfección formando líneas armoniosas, nunca demasiado pronunciadas y nunca arbitrarias.

Y así, al final, queda la certeza de que, si Porsche mantiene el ADN de la marca en cada nuevo modelo, el origen seguirá siempre vivo. 

En la tierra del hielo y el fuego

Más imágenes de los clásicos Targa en Islandia.

Christina Rahmes
Christina Rahmes

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