Prueba de coraje
Es el rostro del diseño de Porsche en el siglo XXI: durante casi 20 años, Michael Mauer ha sido el responsable de diseño de la marca de vehículos deportivos. En una entrevista con Christophorus habla de su mayor reto, continuar el glorioso legado del 911. Para eso hace falta mucho talento... y confianza en uno mismo.
Sr. Mauer, cuando ve el 911 actual en contraste con la primera generación, ¿qué sensación le evoca?
Percibo una maravillosa coherencia. El 911 ha conservado su identidad, siempre moderno en su época tanto antes como ahora. Satisface los nuevos hábitos visuales y, sin embargo, se mantiene fiel a su línea. Ese salto del pasado al presente demuestra por qué los diseñadores son los guardianes de la marca.
¿Podría hacernos un análisis más detallado del primer 911?
Es la interpretación del coche deportivo abierta al futuro. Estableció un patrón que fundamentalmente ya no se puede mejorar. Siempre que probamos otras siluetas, acabamos volviendo a la primera línea de techo. Es sencillamente memorable. Este coche nunca se percibe como prepotente o agresivo, y eso a pesar de que siempre fue uno de los más rápidos. Eso me parece realmente fascinante.
¿Cómo describiría la actual octava generación?
El modelo se reconoce mejor si se compara con su predecesor directo. Ha ganado aún más músculo, pero sigue siendo discreto en comparación con el aspecto extravertido que se ve actualmente en los coches de esta categoría. Seguro de sí mismo, pero sin arrogancia.
¿Puede resumir con una frase en qué consiste el diseño del 911?
Siempre estoy buscando expresiones que puedan reflejar la descripción definitiva de un Porsche. Al hacerlo, he encontrado un par de palabras que me parecen maravillosas: precisión de diseño.
Si el 911 fuera una persona, ¿cómo sería su personalidad?
No se pondría a sí misma en primer plano. Sería alguien del que todo el mundo sabe que es extremadamente bueno en muchas cosas. Como deportista, sería un triatleta. Aerodinámico, ajustado y convincente en varias disciplinas. Sería una persona a la que pediría consejo con mucho gusto, porque me apoyaría y me ayudaría a avanzar. Ferdinand Alexander Porsche, que diseñó el primer 911, era un espíritu libre. Le transmitió al coche esa confianza en sí mismo y estableció así su personalidad.
¿Hay algún día en su vida creativa en el que no piense en el 911?
Sí, alguno hay, pero eso no me preocupa. Al contrario, con la experiencia he aprendido que la solución ya está ahí, solo que aún no la veo.
¿Cuál es su reto como diseñador?
Para nosotros, lo fundamental siempre es crear un diseño deseable. En el mundo del diseño ese es el bien supremo, casi un arte. Sin embargo, en mi opinión, eso por sí solo sería demasiado poco para un producto. Hay que crear un diseño deseable que además refuerce la marca, la posicione correctamente y visualice todos sus valores. Solo entonces el diseño se convierte en la disciplina suprema.
«En un mundo en el que hay tanto afán por explicarlo todo, el diseño tiene que explicarse por sí mismo».
Michael MAUER
Porsche es una marca fuerte y el 911 un modelo fuerte. ¿Supone una competencia?
Tener un icono en la gama de productos es más bien muy útil. Un modelo influyente durante mucho tiempo, único y reconocible. La filosofía del diseño de la marca se puede derivar mejor a partir de un icono. Para mí, el 911 es la estrella fija de todo el universo de la marca.
Le gusta hablar de su «músculo creativo», pero ha establecido criterios claros para el proceso de diseño en Porsche. ¿Cómo encaja esto? Suena un tanto contradictorio...
Un diseñador siempre tiene el problema de que está obligado a justificar sus acciones racionalmente. Sin embargo, gran parte es puro instinto, pura intuición, un fino hilo del que penden inversiones de miles de millones. Los desarrolladores de motores registran en el banco de pruebas valores que se pueden medir, así que busqué algo que clasificara nuestra intuición, que la hiciera medible en cierto modo.
Esto ha dado lugar a su propio lenguaje de diseño Porsche, ¿cómo es ese lenguaje?
De los doce arquetipos clásicos de la psicología, hemos elegido tres que se adaptan a nosotros: el héroe, el creador y el rebelde. Además, a estos arquetipos les ponemos cara, y hemos elegido a James Dean, Ferdinand Porsche y Steve McQueen. Con esta personificación comienza el cine mental y podemos imaginar en qué dirección tiene que ir el diseño para corresponderse con estos protagonistas. A continuación llega la parte más difícil del proceso, es decir, asignar palabras clave a las tres caras. Nos ayudan a traducir las ideas a un diseño concreto. Nos decidimos por Focus («enfoque»), Purpose («propósito») y Tension («tensión»). Focus es el héroe, Purpose el creador y Tension el rebelde.
¿Tiene esta filosofía algún efecto más allá del diseño?
Los tres términos reflejan nuestros valores y, por tanto, también sirven de inspiración para los procesos internos de la empresa. Con ellos, de repente todo el mundo tiene ante sí imágenes que describen una dirección. Para mí, el diseño es mucho más que la creación de formas: se trata de la creación de una marca. Para eso necesitamos esta coherencia. Al final, así se crea identidad.
«Para mí, el diseño es mucho más que la creación de formas: se trata de la creación de una marca».
Michael MAUER
Uno de sus términos favoritos en el ámbito del diseño es «flujo de electricidad». ¿Qué significa para usted?
Todo lo que genera tensión. El interior, por ejemplo, consta de elementos hápticos, digitales y analógicos. Son contrastes emocionantes. En el exterior, nuestras superficies crean la tensión. ¡Para mí son incluso superficies de alto voltaje! Basta pasar los dedos por el 911 para sentirlo.
¿Cómo interpreta la atemporalidad?
Este concepto me sirve de orientación sobre lo que ha representado la marca Porsche durante muchos años y lo que queremos trasladar al futuro. Para que algo sea deseable, tiene que ser estéticamente atractivo y emocionalmente conmovedor. En un mundo en el que hay tanto afán por explicarlo todo, el diseño tiene que explicarse por sí mismo.
¿Le resultó difícil diseñar su primer 911?
Me alegré de que mi primer proyecto no tuviera que ver de inmediato con la nueva generación del 911. Eso me dio tiempo suficiente para entender por qué un Porsche es lo que es. Se necesita adquirir una cierta posición. En el caso del 911, no son diez personas de la empresa las que opinan, como suele suceder, sino cien. No se trata solo de si el coche es bonito, sino que siempre ronda la pregunta: ¿sigue siendo un 911? Siempre está ahí la conciencia de que el 911 conlleva una gran responsabilidad. Es la cabeza de la familia Porsche.
¿Cómo afronta esta responsabilidad?
En primer lugar, actuamos como si el nuevo 911 fuera un proyecto como cualquier otro. Un diseñador no puede sentirse constreñido desde el principio. Necesitamos provocaciones específicas para avanzar. Cuando se aborda el diseño concreto, uno se pregunta: ¿hasta dónde voy a llegar? O incluso: ¿no deberíamos ir más lejos?
¿Con cuánta antelación piensa el 911?
En nuestro laboratorio de futuro está en marcha el proyecto «911 – Jahrgang 2050» («911: generación 2050»). Con esto estamos mirando muy lejos y saltándonos deliberadamente tres generaciones de vehículos. Hoy no podemos saber qué tecnología de propulsión tendrá en su día el 911, pero es algo más que un juego mental y estimula notablemente los procesos actuales. Avanzamos mucho en nuestro pensamiento y luego, como los investigadores, retrocedemos hacia el pasado, por ejemplo hasta el año 2030. Así se crean imágenes, perspectivas y marcos sociales diferentes de los que surgirían si trabajáramos hacia delante de forma estrictamente evolutiva.
¿Cómo será el próximo Porsche 911?
Un 911. Aunque algunos elementos del lenguaje de diseño habrán cambiado, será reconocible a primera vista como un 911 y a la vez será un nuevo Porsche 911.
Datos de consumo
718 Spyder RS
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12,7 l/100 km
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288 g/km
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G Class
911 Carrera T (2023)
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10.9 – 10.3 l/100 km
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247 – 233 g/km
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G Class