Gris stirling
A la última joya del garaje de Michelle Hambly-Grobler aún le falta lo más importante: el motor Carrera. Esta coleccionista sudafricana busca el que en su día propulsó el Porsche 718 RS 61 Spyder de Stirling Moss.
No abundan, pero los legendarios hallazgos en graneros aún se dan de vez en cuando. Nos encontramos en Sudáfrica frente a uno de ellos: se trata de un automóvil de carreras de más de 60 años de antigüedad que participó en el extinto Gran Premio de Sudáfrica de Fórmula 1. Fue hallado cerca de Hermanus, una ciudad costera donde es frecuente avistar ballenas. Este auto, en cambio, es un ejemplar único.
Construido en 1959, ha sido restaurado por fuera, y hoy en día se encuentra aparcado en el amplio garaje de Michelle Hambly-Grobler, en el vanguardista barrio de Woodstock de Ciudad del Cabo. En el interior, le falta precisamente aquello por lo que merece formar parte de la colección por derecho propio: el motor Porsche. Hambly-Grobler lo compró a pesar de todo y lo reparó. Llevaba años detrás de esta pieza única cuando a principios de 2020 el descubridor inicial por fin accedió a vendérselo. Desde entonces está buscando por todo el mundo la fuente de energía original, un motor Carrera con la denominación de modelo 547. Cilindrada: 1.587 centímetros cúbicos.
El vehículo está en la planta baja de una antigua fábrica textil convertida en loft. Hambly-Grobler ha traído hasta aquí a su marido David y sus seis hijos para cobijar 20 piezas maestras de Zuffenhausen y, recientemente, el bólido de Fórmula 1.
Esta exitosa gestora de proyectos es una mujer esbelta de cabellera rizada que lleva el amor por los coches en la sangre: su abuelo dirigía un concesionario de Ford, su padre trabajó en un taller privado y su tío participaba en carreras. Ella se puso por primera vez detrás de un volante con solo 12 años. Cuando era una veinteañera trabó amistad con el piloto de Fórmula 1 Jochen Mass, que por aquel entonces residía en Ciudad del Cabo y se convirtió en una fuente de inspiración para ella. Hoy participa en rallyes y carreras, y describe su pasión por los automóviles como «la puerta de entrada a una comunidad maravillosa y diversa en todos los sentidos».
Empezó a coleccionar coches hace ahora dos décadas. Entonces iba detrás de los míticos V8 estadounidenses: después del Mustang Fastback del 68 se hizo con el Corvette de 1958 con el que participó en el encuentro de la comunidad automovilística de Ciudad del Cabo que lo cambió todo. Un conocido le prestó las llaves de su Porsche 911 Carrera RS y le recomendó probar la ingeniería alemana en lugar de los mastodontes americanos. La prolongada escapada en coche supuso un antes y un después en su vida.
Su primer Porsche fue un 911 S. Al principio su marido miraba con cierta sorna el grácil clásico que –según decía– casi entraba en el maletero de su Range Rover. Pero el primer paso ya estaba dado. Hoy conforman la colección un tractor diésel de Porsche «Junior» de 1958, que su dueña a veces utiliza para hacer la compra, un Speedster verde fiordo del mismo año, varios 911 con las letras S, T, E o SC, así como dos 911 Targa, un 911 GT3 RS, un Cayman GT4, dos 911 Turbo de la Serie G y un 928 S. En 2015, Michelle Hambly-Grobler fue elegida Personalidad de Porsche del año a nivel mundial.
La coleccionista se ha informado sobre todos y cada uno de los detalles de su nuevo automóvil plateado, cuya historia va relatando mientras pasa las páginas de un viejo álbum repleto de fotografías de los sesenta.
El coche lo construyó por su cuenta un sudafricano de nombre Bill Jennings en 1959. Quería que técnicamente el coche se pareciera lo más posible al Porsche 718 RS 61 Spyder con el que Stirling Moss participaba en carreras de resistencia. Aquel 718 oficial, cuyas ruedas, a diferencia de este, llevaban guardabarros, sería el último y más amado coche de carreras propiedad del famoso piloto británico. Jennings decidió escribir a Zuffenhausen para preguntar si Porsche no podría ponerle a disposición un motor y una caja de cambios del 718. Parece que su fama como ingeniero automotriz surtió efecto y Jennings recibió un motor Porsche original con caja de cambios, suspensión trasera y ruedas. Recambios, todos ellos, del 718 de Stirling Moss. De segunda mano, pero en buen estado.
«Aquí están ambos en el circuito de Kyalami durante el Gran Premio de Sudáfrica de Fórmula 1», dice la sudafricana señalando una fotografía en blanco y negro donde se puede ver a Moss y Jennings en el legendario circuito a mitad de camino entre Johannesburgo y Pretoria. Tras varios años y éxitos con aquel Porsche de construcción propia tan especial, Jennings se apartó del mundo de las carreras y se hizo granjero. Poco después se extrajo y se vendió el motor del coche. La piel de aluminio despareció bajo una capa de pintura roja y le implantaron motores ajenos: primero un Volvo, después un Alfa Romeo.
La coleccionista ha localizado ya casi todos los documentos de aquel proyecto de Jennings con motor Carrera y genes de Stirling Moss. Su gran deseo sería acudir un día al festival de Goodwood al volante del Fórmula 1 restaurado con uno de los motores originales que, ojalá, aún pueda encontrar.