Climatización inteligente
A cielo abierto: ¿Demasiado frío? ¿Demasiado calor? El cuerpo humano reacciona de forma muy sensible. Una multitud de receptores de frío y calor situados en la piel envía constantemente impulsos al cerebro. Las células sensoriales reaccionan ante el más mínimo cambio. Una brisa ligeramente fresca es capaz de producir un escalofrío y un aumento ligero de la temperatura pone en alerta el sistema de refrigeración del cuerpo. El sistema de aire acondicionado automático de Porsche, uno de los más sofisticados de este tipo en el mundo, proporciona confort y bienestar a los ocupantes del vehículo.
llustración: DESIGN HOCH DREI, Porsche Engineering
Modelos Porsche 911 Carrera Cabriolet
Consumo urbano de combustible: 14,9–12,7 l/100 km
interurbano: 8,0–7,4 l/100 km
combinado: 10,2–9,6 l/100 km
Emisiones de CO2 combinado: 234–218 g/km
Porsche 911 Turbo S Cabriolet
Consumo urbano de combustible: 15,9 l/100 km
interurbano: 8,6 l/100 km
combinado: 11,3 l/100 km
Emisiones de CO2 combinado: 257 g/km
(Datos de 06/2020)
Los ingenieros de Porsche han perfeccionado inteligentemente el sistema de aire acondicionado para los descapotables de la última generación del Porsche 911. La dificultad consistía en que, si bien el sensor de temperatura del habitáculo constituye el elemento central en virtud del cual se regula la temperatura cuando el vehículo está cerrado, cuando se circula con la capota abierta intervienen muchos otros factores adicionales. Por ello, cuando se abre la capota, el nuevo sistema de regulación del cabriolet desactiva paulatinamente este sensor. Entonces el complejo sistema de aire acondicionado automático procesa cada medio segundo unas 350 señales en sintonía con 20 interfaces externas y otras tantas internas. Los sensores registran parámetros tales como la temperatura del aire de salida, exterior o del agua de refrigeración, así como el régimen de revoluciones del motor, la radiación solar y la velocidad. Las unidades de control del motor, la capota, las puertas y los asientos forman parte del grupo de interfaces que aportan informaciones relevantes a la unidad de control del sistema de aire. A partir de los datos que confluyen, el control del sistema de aire acondicionado calcula continuamente la temperatura óptima del aire, la cantidad de aire de salida y la distribución del mismo en el espacio interior abierto por arriba.
Es sobre todo a velocidades reducidas donde el sistema de regulación más se hace notar. Incluso en el sofocante calor estival de la ciudad, al conductor del 911 descapotable le envuelve un agradable frescor. En los desplazamientos con la capota abierta en invierno, el sistema Porsche no sigue la fórmula de confort generalizada de «pies calientes, cabeza fría», sino que distribuye más aire caliente a través de las toberas centrales para el conductor y el acompañante. Como resultado, los pasajeros se ven envueltos en un grato vaho de calor sin quedar expuestos a desagradables corrientes de aire soplado. Las manos se mantienen calientes al volante, y el abrigo de invierno va a parar al maletero. Cuando el tiempo es variable, como puede ser el caso en primavera y otoño, el sistema automático reacciona prácticamente ante cualquier nube que tape el sol, regulando en consecuencia sin necesidad de intervenir manualmente. ¿Qué le queda por hacer al conductor? Ponerse protector solar y gafas de sol o, si llueve, cerrar la capota.