2×2
La regla quizá más antigua del automovilismo dice que el mayor rival es siempre el compañero de equipo. Porsche ha dado la vuelta a esta creencia y ha creado una fórmula de éxito. Trabajar en equipo en lugar de complacer el ego. La amistad vence. Así lo han demostrado las dos parejas formadas por Earl Bamber y Laurens Vanthoor así como Michael Christensen y Kévin Estre al ganar en el Campeonato IMSA y el Campeonato Mundial de Resistencia.
Juntos salimos ganando.
Equipo 1
Earl Bamber, de 29 años:
neozelandés con residencia en Kuala Lumpur
Laurens Vanthoor, de 29 años:
padre de familia originario de Bélgica y residente en Alemania
Es sabido que la primera impresión no admite segundas oportunidades. Visto así, es casi un pequeño milagro que Earl Bamber y Laurens Vanthoor se hicieran amigos. Su primer encuentro fue de lo más dramático. En la Copa Mundial GT 2016, disputada en Macao, el belga Vanthoor y el neozelandés Bamber todavía compitieron con colores distintos. Bamber conducía un Porsche y Vanthoor, un Audi. Poco después de que Bamber adelantara a Vanthoor, que iba en cabeza, este rozó un muro y aterrizó sobre el techo de su vehículo. El accidente hizo que se cancelase la carrera. En esos casos, se tiene en cuenta la posición en el momento del último paso por meta, por lo que el belga terminó como vencedor. Bamber lo admite: «Si yo no podía ganar, Laurens era el primero que se merecía hacerlo», afirma hoy.
En 2018, los antiguos rivales se convierten en firmes aliados para Porsche. Detrás hay una estrategia: en Weissach han observado que, precisamente en el automovilismo de resistencia, el respeto y la buena colaboración dan buenos resultados. En 2019, tener en el equipo oficial a dos personalidades compenetradas compartiendo automóvil es beneficioso por partida doble. Tanto el dúo Bamber-Vanthoor como el equipo formado por Michael Christensen y Kévin Estre terminan encabezando sus respectivas competiciones. En Porsche, el requisito es que cada pareja de conductores reúna las cualidades que se requieren en un fin de semana de carreras, entre ellas, repetir de manera precisa el mejor resultado propio conseguido en la clasificación. Pero también atacar con fuerza en la carrera. Y, por supuesto, la resistencia, una conducción que cuide el material, el uso inteligente de todos los recursos, tanto de la persona como de la máquina y, como es lógico, un meticuloso trabajo de coordinación. Sin embargo, para los técnicos de Weissach, lo más importante es que los miembros del equipo comprendan que ambos tiran siempre del mismo carro, y que ir contra el otro equivale a ir contra uno mismo. Por eso, en Porsche, la compenetración de una pareja es más que el mero resultado de un algoritmo inteligente, ya que se basa en un profundo conocimiento de la naturaleza humana.
Cuando, en 2018, Bamber y Vanthoor propusieron competir juntos en América, su propuesta encajó en el concepto de la directiva del equipo. La química era buena. En 2019, su segundo año juntos en el Campeonato IMSA con el Porsche 911 RSR, completaron una temporada sensacional: tres triunfos y victoria de título en la categoría GTLM.
¿La receta de su éxito? Cada uno conoce sus puntos fuertes y débiles. «A Laurens le encanta la sesión de clasificación. Por eso hemos establecido que siempre sea él quien compita por la pole», dice Bamber. Así, queda claro que Bamber renuncia a la posibilidad de brillar en la sesión de clasificación, pero, a cambio, despliega sus puntos fuertes en la carrera. El objetivo es solo uno. ¡Ganar! «Empleamos más posibilidades estratégicas que otros. No muchos admiten que su compañero de equipo pueda hacer algo mejor que uno mismo», afirma Bamber. Para eso hace falta confianza. O mejor aún: amistad.
Eso es lo que tiene esta pareja. Los fines de semana de carrera, comparten una autocaravana. Entre medio, hablan por teléfono cada día o se envían mensajes de WhatsApp. La familia Vanthoor reside en Waiblingen, una tranquila ciudad cerca de Stuttgart, y Bamber está siempre allí donde Porsche le requiere. «Laurens es uno de mis mejores amigos», dice Bamber. El neozelandés, criado en una granja, ha establecido Kuala Lumpur como su base y ha fundado una exitosa escudería. Uno es cosmopolita convencido, el otro, hombre de familia. Precisamente sus distintos estilos de vida ofrecen temas de conversación más allá del automovilismo. «Hablamos mucho y siempre abiertamente, no hay secretos entre nosotros», subraya Vanthoor.
En privado, a los dos les gusta ir en bicicleta de carreras. Una pasión que Bamber ha heredado de Vanthoor junto con una bicicleta usada que el amigo ha acondicionado para él. Expresión de esta simpática simbiosis es también el hashtag #bamthor, que un aficionado creó y a partir del cual estos pilotos ya han diseñado una colección propia de camisetas y gorras.
Equipo 2
Michael Christensen, de 29 años:
danés establecido en Londres y entusiasta del fútbol
Kévin Estre, de 31 años:
francés apasionado del esquí y del lago de Constanza
También la historia de la segunda pareja de pilotos comenzó de forma accidentada. Michael Christensen y Kévin Estre se toparon, literalmente, en 2012 en la Copa Porsche Carrera. «En una reacción en cadena causada por un accidente en el Norisring de Núremberg, rocé a Kévin», rememora Christensen.
El incidente ha pasado al olvido cuando en 2017 forman equipo para el Campeonato Mundial de Resistencia WEC. Su coronación llega en 2018: la victoria en la categoría GT en Le Mans como inicio de la temporada. La consecuencia casi lógica es el título mundial en 2019. «Era un sueño. En la temporada 2018/2019 habríamos podido ganar todas las carreras, juntos éramos fuertes», revela Estre con un aparente esfuerzo. Dos victorias y cuatro puestos en el podio con el 911 RSR es algo de lo que estar orgulloso, pero a estos dos campeones les cuesta practicar el autoelogio. De este dúo franco-danés de Porsche no hay ninguna colección de objetos para los aficionados, pero comparten la misma convicción que #bamthor: «Para nosotros, el equipo es lo principal», dice Christensen. «Cada uno de los integrantes trabaja con una enorme pasión y de la misma manera se hace respetar». Él y Estre viven la filosofía de Porsche con más tranquilidad. Pero también en su caso el espíritu de equipo siempre resplandece sobre el ego. El éxito inscribe signos de exclamación que no hace falta comentar.
«El equipo es lo principal». Michael Christensen
¿Poner freno a la ambición propia? Esa es probablemente la tarea más difícil para un piloto de carreras. Christensen y Estre han encontrado su propio modo de conseguirlo: como Estre desgasta más los neumáticos, casi siempre que corre sale con unos nuevos en los intervalos cortos entre dos paradas de repostaje. Christensen, en cambio, que mima los neumáticos, a menudo corre el doble de distancia.
Su personalidad más bien reflexiva también contribuye a que los dos se compenetren tan bien. Juntos han empezado a jugar al golf – un deporte tranquilo que les sirve como programa de contraste. Y uno responde por el otro si alguna vez las cosas no van bien. Así pasó en Le Mans en 2017. Christensen tuvo un accidente cuando iba en cabeza en la carrera más importante del año. «Regresé al box y Kévin solamente dijo: ‹Vamos a tomar una cerveza›. A eso se le llama apoyo moral. En esos momentos es cuando conoces realmente a una persona»