Michel!?...
Bonjour, Michel Vaillant! El ídolo de las historietas automovilísticas lleva más de 60 años cosechando éxitos al volante. Vrrrrroooooom! Su creador, el dibujante de origen francés Jean Graton, imaginó alrededor del protagonista todo un universo familiar que completó con la escudería de ficción Vaillante. Una ficción que se refleja en el mundo real. La historia de Michel Vaillant está íntimamente ligada a la vida de Philippe Graton, el hijo del célebre dibujante de cómics.
Ilustraciones: Jean Graton
Porsche 718 Cayman
Consumo urbano de combustible: 11,3–10,8 l/100 km
interurbano: 6,2 l/100 km . combinado: 8,1–7,9 l/100 km
Emisiones de CO2 combinado: 186–180 g/km (Datos de 06/2020)
Todos los datos técnicos pueden variar según los países.
Las raíces de la epopeya automovilística del cómic Michel Vaillant se remontan a la década de los cincuenta. Jean Graton es por aquel entonces un joven apasionado de los deportes del motor. No puede participar en carreras porque ni es rico ni tiene probablemente el talento necesario, pero es un verdadero campeón del mundo con el lápiz y, a través de la agencia de publicidad en la que trabaja, consigue meterse en el mundo de las historietas, un universo donde todo es posible. En 1957, Graton crea el personaje de Michel Vaillant y, al poco tiempo, se abre también para él el mundo real de los deportes del motor.
Cada aventura de Michel Vaillant es un pequeño relato épico, y cada viñeta, un ejemplo de verdadero pop art, solo que más trepidante. Vrooaarppp. Vroaaammm, Iiiiiii. Shhaa, Bang, Tchak. Las onomatopeyas son los efectos especiales – los bruitages en francés – que imprimen velocidad a las imágenes y trasladan el sonido atronador de los circuitos de carreras al silencio del papel. Graton crea un mundo excitante y noble a la vez, lleno de personajes atractivos y coches aún más cautivadores. Todos y cada uno de los bólidos de Michel Vaillant son verdaderos objetos estéticos, pero Jean Graton nunca sueña con una carrera como diseñador de automóviles. Dibujando cómics disfruta como un niño.
Philippe, el hijo de Graton, ha heredado de su padre una refinada visión de la belleza y un olfato especial para las historias intensas, pero no el talento para el dibujo. Se convierte en fotógrafo y periodista, labra su propia carrera profesional, hasta que «mi padre, de repente, se queda sin editor. Una catástrofe. Fue en 1981. Había ganado mucho dinero, pero también había vivido muy bien», dice Philippe con un guiño cómplice en alusión a los exquisitos restaurantes y hoteles que aparecen como telón de fondo en cada historieta de Vaillant. Los fans incluso hablan de una «Guía Graton», que no por casualidad se parece mucho a la Guía Michelin.
Así, Vaillant exige la completa dedicación de Philippe. El hijo se hace cargo de los negocios, lo que a Jean no le atrae demasiado. «Me pasaba 12 horas al día trabajando», explica Philippe refiriéndose a la fundación de la editorial, que tuvo lugar sobre la mesa de la cocina de su casa.
Posteriormente también se ocupa de los argumentos del cómic: «Me dedicaba a investigar sobre escuderías, equipos y pilotos, y escribía los guiones. Mi padre siguió dibujando». Cuando la edad empieza a hacer mella en Jean, Philippe asume todos los aspectos relativos al negocio, menos la parte artística, para la cual contrata a dibujantes e ilustradores profesionales. Sin embargo el carácter familiar de la empresa resulta ser una desventaja, como explica Philippe: «Éramos autores transformados por casualidad en editores. Con 70 títulos a sus espaldas, Michel Vaillant merecía ser comercializado con profesionalidad».
Philippe Graton crece con Michel Vaillant como si fuera un hermano bidimensional: «Mi padre creó a Michel en 1957 y yo nací en 1961. Éramos los hijos de un cabeza de familia bastante particular». Tal vez por ello, Vaillant es un cómic sobre una familia con una visión del mundo muy conservadora al principio. «La historia empezó con un padre que tenía una pequeña marca de coches y con Michel un hijo que participaba en carreras en Estados Unidos, un lugar que en aquella época todavía estaba en la otra punta del mundo. Era David contra Goliat. Había algo que contar. Era peligroso, emocionante. Vaillant ganó en Le Mans, después un Gran Premio, y llegó incluso a ser campeón del mundo. Mientras tanto, las fábricas de la marca Vaillante no paraban de crecer. La historia se puede comparar un poco con la de Porsche», dice Philippe Graton. En el cómic, todos tienen que satisfacer los deseos de Henri, el padre de familia. El hijo mayor, Jean-Pierre, se convierte en ingeniero en las fábricas Vaillante. Michel es piloto de carreras y embajador de la marca, mientras que Françoise sacrifica su carrera de periodista para convertirse en la esposa de Michel.
«Vaillant es a la vez un cómic y un documental», y Philippe ve en ello una de las claves del éxito. «En los guiones dejamos volar la imaginación, pero los coches, los pilotos, los circuitos e, incluso, las vallas publicitarias son fieles reproducciones. Esta combinación de ficción y realidad es única». Solo hay una excepción: a pesar de la peligrosidad que el deporte del motor entrañaba en aquella época, en las historias de Vaillant nunca muere ningún personaje. Ni siquiera los malos son nunca malos del todo, solo que nunca ganan. Pero Michel tampoco gana siempre. «La credibilidad es fundamental».
El año 2012 trajo cambios en la personalidad de Michel Vaillant para la segunda época de la serie. Philippe Graton se estaba quedando sin ideas para su figura más emblemática: «Michel era inteligente e intachable, pero también más papista que el Papa. En realidad, era demasiado bueno. Y pensé que si dejaba de entusiasmarme a mí, a los lectores les pasaría lo mismo».
«Vaillant es a la vez un cómic y un documental». Philippe Graton
Además, los coches ya no encarnaban la libertad, el coraje y la velocidad embriagadora que tenían al comienzo de la saga Vaillant. Así, en la década de 2010, Michel se convierte en un héroe «que piensa de una manera más moderna, que a veces duda y a veces también se equivoca». Las nuevas tecnologías de propulsión, como la electricidad y el hidrógeno, también encuentran un hueco en sus historias.
En consecuencia, con la entrada del ilustrador Benjamin Benéteau se impone un nuevo estilo de dibujo mucho más dinámico. La consigna es no repetir el lenguaje visual de Jean Graton. «Por suerte, a mi padre le gustó el cambio. El dibujante Hergé siempre quiso que su Tintín fuera enterrado con él. Pero papá le concedió a Michel la vida eterna. Y del mismo modo que Henri Vaillant en el cómic siempre se muestra muy exigente con su hijo, él también lo fue conmigo».
Al finales de 2019 se cierra una etapa. La pequeña empresa familiar fundada en la cocina de casa es acogida por la editorial parisina Dupuis, y su director, Jean-Louis Dauger, es la persona ideal para que Vaillant encare el futuro. La ventaja de Dauger es que sabe mucho de carreras. Y al igual que Benéteau, tiene un deportivo de Zuffenhausen en el garaje de casa: el dibujante conduce un Porsche 718 Cayman, Dauger, un Porsche 911 Carrera 2 de la generación 993 de 1994.
«Se trata de personas, la familia y también de negocios». Jean-Louis Dauger
Ya anteriormente Dauger había trasladado la ficción a la realidad haciendo que el piloto suizo Alain Menu se metiera en el papel de Michel Vaillant. Menu, alias Vaillant, honró al héroe del cómic con una victoria aplastante en la ronda portuguesa del Campeonato Mundial de Turismos de 2012. Y en 2017, dos automóviles Vaillante reales tomaron la salida en Le Mans. Entretanto Dauger ha trasladado el seductor mundo de Vaillant a toda clase de objetos: relojes, cascos, ropa… «Las posibilidades son infinitas», asegura, «porque Vaillant va más allá del automovilismo. Se trata de personas, la familia y también de negocios en un mundo en transformación». Sin embargo, los dibujos de los comienzos de Michel Vaillant siguen siendo los más codiciados, preferentemente en ediciones limitadas de tamaño póster. El gran formato hace que se despliegue toda la grandeza estética de Jean Graton, pero también su figura como persona, amante de las carreras románticas y, sobre todo, como hombre con gran sentido por el arte.