CDMX, la encantadora metrópoli
Porsche de México: De viaje: La Ciudad de México mantiene mucho de su encanto ancestral, pero la evolución que ha sufrido es innegable y hoy es más cosmopolita que nunca.
El DF, la Ciudad de México, o CDMX, cambia más allá de su propio nombre y se ha transformado en los últimos años al ritmo que dicta la globalización. Con una población que ya debe estar por encima de los nueve millones de habitantes (8,918,653 según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Encuesta Intercensal 2015), en una superficie de 1,485 kilómetros cuadrados, sigue siendo un lugar sumamente atractivo para visitar. La interminable oferta de restaurantes, boutiques, museos y demás le confieren una «cara» mucho más trendy pero, al mismo tiempo, auténtica.
Barrios como Polanco y Santa Fe, más allá del tráfico de una ciudad de estas características, son opciones muy atractivas tanto para un encuentro de negocios, una cita romántica, una salida con los niños, una estancia en los hoteles más exclusivos o, simplemente, un paseo con las mascotas.
Para quienes disfrutan de la cultura, los museos son abundantes y de primer mundo. La Casa Azul de Frida Kahlo en Coyoacán es una visita obligada. El Museo Soumaya, ubicado en Plaza Carso, ofrece más de 70,000 piezas de colección, algunas de artistas de la talla de Augusto Rodin, Monet, Renoir o Degas. También hay distintas formas de conocer la Ciudad de México, pero una de las mejores es a bordo de los famosos «Turibuses». Son varias rutas las que ofrecen y todas tocando puntos estratégicos: Reforma, Chapultepec, colonia Condesa, Museo de Arte Moderno, Museo Franz Mayer, Museo de Antropología y muchos otros puntos de interés.
Bosque en la ciudad
El Bosque de Chapultepec, también conocido como «el pulmón de la ciudad», ofrece mucho para hacer. La visita al castillo donde habitaban Maximiliano y Carlota es un paseo magnífico, así como el tour por el Cárcamo de Chapultepec, donde permaneció 42 años bajo el agua un mural del artista Diego Rivera y hoy se ha convertido en un lugar que estremece.
Otro destino que no podemos omitir es el mismo Centro de la Ciudad de México. Ahí, apenas a unos metros de la «plancha» de concreto del Zócalo hay, cuando menos, dos sitios de visita obligada: el Templo Mayor (ruinas que datan del año 1325) y el Gran Hotel Ciudad de México. El Templo Mayor deja en evidencia toda la grandeza del México precolombino y permite que el turista aprecie la sabiduría de nuestros antepasados. Por su parte, el Gran Hotel Ciudad de México es referencia entre los que llegan a esta zona de la ciudad, tanto por su arquitectura Art Noveu de la época del Porfiriato (entre el 28 de noviembre de 1876 y el 25 de mayo de 1911) como por la decoración del interior donde se disfrutan elementos como el vitral Tiffany, uno de los cuatro más grandes del mundo.
Así es la Ciudad de México, una verdadera amalgama de posibilidades de entretenimiento
Finalmente, y no porque se nos hayan acabado las opciones (pero sí el espacio), nos queda el majestuoso Palacio de Bellas Artes. Ubicado en la cabecera este de la Alameda Central, el Palacio de Bellas Artes bien puede ser considerado un catálogo arquitectónico de varias épocas, incluida la Revolución Mexicana (1910–1917), debido a que su construcción se extendió por más de treinta años, sin embargo, en el interior alberga diversos escenarios y salas para exposición de obras. El Museo Palacio de Bellas Artes se aloja dentro del Palacio y ahí se exhiben, de forma permanente, diecisiete obras murales de artistas nacionales, entre ellos algunos de los más grandes como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.
Así es la Ciudad de México, una verdadera amalgama de posibilidades de entretenimiento, como solo puede ser en las urbes más importantes del planeta.