Donde el cielo y la tierra se tocan

Otrora lugar de destierro para los críticos con el emperador de China, la isla de Hainan se ha convertido hoy en un paraíso vacacional. El centro turístico Sanya es un caleidoscopio de playas de ensueño, atracciones turísticas e incluso un circuito de Fórmula E.

  

Porsche Cayenne E-Hybrid
Consumo de combustible combinado: 3,2–3,1 l/100 km
Consumo de corriente combinado: 18,5–17,6 l/100 km
Emisiones de CO2 combinado: 74–70 g/km (Datos de 03/2020)


Cuánto valor hay que tener, cuánto sentido del deber, para atreverse a decirle al Hijo del Cielo que está haciendo mal su trabajo? Jiajing, el duodécimo emperador de la dinastía Ming, era famoso por dos cosas: su temperamento irascible y su pasividad derivada del taoismo. Esto en una época en que hordas mongolas invadían el norte del imperio, piratas campaban a sus anchas en el sur y funcionarios cleptocráticos se llenaban los bolsillos en el centro.

Bendición a punto – Estatua de Guanyin Pusa:

Bendición a punto – Estatua de Guanyin Pusa:

La mayoría de los chinos no son religiosos, a menos que parezca que algo va a ir mal. En ese caso invocan a Guanyin Pusa, la diosa de la misericordia en el budismo Mahayana de Asia Oriental. Los visitantes que acuden a ver esta estatua situada en el extremo occidental de Sanya vienen más para ver una de las estatuas más grandes del mundo que para rezar. Con 78 metros (108 incluyendo el pedestal), es 31 metros más alta que la Estatua de la Libertad.

A veces, el emperador respondía a las críticas contra su forma de ejercer el poder con el destierro. Así, el discrepante ministro Hai Rui fue a parar al peor de los lugares de los que entonces se tenía constancia en la Ciudad Prohibida: Hainan. En la Edad Media, durante la dinastía Tang, era habitual enviar a los funcionarios díscolos a aquella calurosa y pobre isla infestada de mosquitos en el extremo sur del imperio.

Hai Rui tuvo suerte: el emperador falleció, él fue rehabilitado profesionalmente y hoy es símbolo de funcionario honesto y valiente entre los chinos. No fue hasta los años ochenta del siglo XX cuando el destino de Hainan empezó a cambiar radicalmente. La isla fue declarada zona económica especial durante el mandato del sucesor de Mao, Deng Xiaoping, y, desde entonces, no ha hecho más que prosperar.

El jumbo procedente de Pekín frena bruscamente, no porque la pista de aterrizaje sea especialmente corta, sino probablemente porque el piloto ha escogido la ruta más rápida para llegar hasta la terminal. Comparado con los estándares chinos, el edificio casi se podría considerar modesto, aunque desde luego sabe cómo impresionar a los recién llegados. ¿En qué otro lugar del mundo le recibe a uno una sirena de carne y hueso? Junto a las cintas de recogida de equipaje, una estudiante con gafas de buceo y una aleta de látex hace contorsiones dentro de un acuario para promocionar el buceo en una de las islas más pequeñas del archipiélago.

Hay quien dice que Hainan es el Hawái chino, pero bien podría ser también la Costa Brava del país. La isla tiene de todo: desde turismo familiar hasta rincones exclusivos. No hay ninguna cadena hotelera de renombre que no tenga representación en alguna de las tres playas principales. La ciudad-prefectura de Sanya tiene la mayor densidad de hoteles de cinco estrellas por metro cuadrado de todo el país.

28 grados incluso en diciembre. Las temperaturas no solo atraen a muchos chinos del norte, sino también a rusos de Siberia, a solo unas horas de vuelo. En la playa de la bahía de Yalong los vecinos rusos se reconocen por la piel enrojecida o el bikini. Para los chinos, el ideal de belleza implica lucir una tez lo más pálida posible, especialmente las mujeres. Por ello, en la playa, incluso las chicas más ligeras de ropa se protegen del sol con un bañador, pareos, amplias pamelas o mangas antisol. Pero muchas van con vaporosos vestidos de verano – y maquillaje. Casi nadie del Imperio del Medio va a la playa para bañarse, lo único que les interesa es sacar fotos. Cubo y pala para los niños, palo de selfie para los adultos.

Fotos y más fotos: ese es el objetivo de las vacaciones, no solo aquí. Quien pone un pie en Hainan tiene que visitar, palo de selfie en mano y casi obligatoriamente, Tianya Haijiao, el lugar donde según la leyenda el cielo se junta con la tierra. Antaño lugar solitario, hoy esta playa de palmeras con rocas marrones está siendo engullida por el rápido crecimiento de Sanya. Las taquillas de venta de entradas no tienen nada que envidiar a las de la Ciudad Prohibida. Autobuses atestados trasladan a los turistas hasta donde Hainan se parece a las Seychelles, solo que con breves poemas tallados en la roca. «Te sigo hasta Tianya Haijiao» es quizá la oda más famosa. Una metáfora del amor eterno que hace que las parejas de jóvenes enamorados acudan aquí en masa.

¿Quién dijo vértigo? – Suelo de cristal:

¿Quién dijo vértigo? – Suelo de cristal:

Los paisajes montañosos y acuáticos pintorescos se ponen perfectamente en escena mediante un suelo de cristal pegado a la pared rocosa que se abre lo más alto posible sobre el vertiginoso abismo. En el Tropical Paradise Forest Park de la bahía de Yalong hay un circuito formado por varios senderos y plataformas acristalados conectados entre sí. Un escenario perfecto para tomar instantáneas de las vacaciones o hacer sesiones de fotos de boda.

Zhang Caizhu ha venido con su marido y no termina de encontrar el telón de fondo perfecto para la foto. El objetivo está claro: despertar la envidia de familiares y amigos. En Hebei, su provincia natal del norte de China, hace solo 2 grados. Hebei es la suministradora de carbón y acero del país, algo así como el averno moderno de la República Popular. Aquí se genera la mayor parte de la contaminación que hace estragos en Pekín. «Hemos venido aquí por la buena calidad del aire, el sol y el fantástico paisaje», explica Caizhu. No se ha metido en el mar: «Ayer puse un pie en el agua. No necesito más».

Tras su breve visita a la playa, va a asistir a un espectáculo estilo Las Vegas. Los chinos no aprovechan las vacaciones para descansar, sino más bien como temporada de caza. Una maratón de experiencias y fotografías. Desconexión y cabezadas como mucho durante los ocasionales viajes en autobús. Durante el día, ríos de gente visitan los pueblos–recién creados– de minorías étnicas como los «li» o los «miao» y, al caer la noche, van todos en masa al espectáculo del Romance Park, que con los gigantescos frescos Angkor Wat y tótems indios de la entrada pretende llevar el exotismo a su máximo nivel. En Sanya, el mar es solo una atracción más. En Yalong hay carteles que advierten: «Prohibido nadar». En Tianya Haijiao, vigilantes en uniformes negros y con silbatos vigilan que no haya ningún temerario que a pesar de todo intente entrar en el agua. En algunas playas hay pequeñas áreas delimitadas con boyas donde sí está permitido darse un baño. El Estado quiere proteger de sí misma a la mayor población del planeta, pues la inmensa mayoría no sabe nadar.

Un toque de tofu:

Un toque de tofu:

Para los chinos no hay nada más importante que la comida. En el mejor restaurante del lugar se puede comer un tofu imperial y un delicioso pato.

El hecho de que el mar no solo sirva para inspirar cuadros y transportar mercancías, sino también para bañarse y disfrutar de las vacaciones, es una moda que, como casarse de blanco, llegó al Imperio del Medio de la mano de Hollywood. El matrimonio ocupa el segundo lugar en importancia en la vida de los chinos, inmediatamente seguido por los coches. En el número uno, sin ningún género de dudas, está la comida.

Según la aplicación para puntuar restaurantes más popular del país, Da Zhong Dian Ping, el mejor local de la ciudad es «Un toque de tofu». «Antes, nuestro tofu estaba reservado única y exclusivamente para el emperador» explica Wang Jinlong. Está tan orgulloso de su oferta culinaria como de su ciudad: «Sanya tiene un gran futuro por delante. No conozco ningún otro lugar que esté desarrollándose tan rápidamente», asegura. A Jinlong le gusta Alemania, trabajó mucho tiempo para la marca de thermomix Vorwerk. Hace 11 años recaló en Sanya y ahora dirige el primer restaurante de la localidad. El «toque de tofu» se sirve en un cuenco de cerámica sobre una bandeja de madera y envuelto en una nube de vapor de hielo seco. El menú, repleto de coloridas imágenes con las delicias culinarias que se sirven en el restaurante, es una suerte de poesía mundana. El nombre de uno los platos es «Mi hermano está enamorado de Lou Mei». Los juegos de palabras son habituales en el idioma chino, que se presta a ello por la similar pronunciación de muchos de sus vocablos. En este caso, suena casi igual que «ternera y rábano», un plato que aquí se sirve en una pequeña cazuela. Pero el tema principal de las cocinas y los restaurantes de Sanya no son los nombres de los platos, sino el marisco. El pescado y las gambas se compran en el modesto mercado del centro de la ciudad. El pescado se elige directamente en el acuario y se paga a peso.

Bañados por la luz de la luna llena, media docena de viejos barcos de pesca se mecen delante del moderno Fisherman Bar frente al futurista telón de fondo de la isla de Fénix. Hace tiempo que los cinco bloques de apartamentos y su colorida iluminación se han convertido en símbolos de la moderna Sanya con sus 900.000 habitantes. Actualmente se está construyendo otra isla artificial. Cada año hay más turistas que aprecian la amplitud del paisaje. Pero Hainan no solo apuesta por el turismo. En las afueras del norte de la ciudad las autoridades han calificado varias áreas casi intactas como zonas de protección natural. Una de ellas es el Parque Nacional de Jianfeng, a una hora en coche al oeste de Sanya.

El Porsche Cayenne E-Hybrid asciende sin esfuerzo por las curvas de la carretera hasta llegar al pintoresco «lago del cielo» rodeado de montañas, y se planta prácticamente solo frente al frondoso bosque tropical. Por las rústicas pasarelas de madera que rodean el lago no se ve más que un puñado de caminantes. En las montañas de la tropical isla también hay hermosas carreteras comarcales poco frecuentadas desde las que se puede disfrutar de unas vistas infinitas hacia el interior de la isla y la montaña de Wuzhishan, de 1.800 metros de altura, o sobre el mar y sus playas de arena blanca. En el tráfico de la costa, mucho más denso, el Porsche circula solo con energía eléctrica.

La paz reina en el «lago del cielo»:

La paz reina en el «lago del cielo»:

En el parque nacional de Jianfengling se puede disfrutar con toda tranquilidad la naturaleza de Hainan.
Un río tranquilo:

Un río tranquilo:

En Hainan domina una conducción relajada, no solo fuera de la ciudad, sino también dentro de ella.

El vendedor del concesionario local de la marca se muestra tan relajado como el resto de conductores de la carretera litoral, pero cuando oye hablar de la propulsión eléctrica le brillan los ojos: espera con ilusión el retorno del Campeonato de Fórmula E, que en 2019 celebró una de sus carreras en Sanya por primera vez. En el próximo E-Prix, el nuevo equipo oficial de Porsche participará con dos Porsche 99X Electric, el primer automóvil de carreras totalmente eléctrico de Porsche. Solo unos kilómetros por una moderna autopista costera separan el Centro Porsche de la bahía de Haitang, donde se volverá a establecer el circuito de carreras. Aquí se erige, bien visible desde lejos, el hotel Atlantis. Su impresionante acuario alberga más de 80 especies de peces diferentes. Frente a las enormes cristaleras se ofrecen talleres infantiles de conservación marina. Tanto si se trata de poder eléctrico como de protección del medio ambiente: en la paradisíaca Sanya despega el futuro. Así como a 250 kilómetros de aquí, es decir, a tiro de piedra para las dimensiones chinas. Y es que Wenchang será el punto de partida hacia nuevos mundos. En julio de 2020 el cohete más grande de China despegará a una aventura galáctica desde aquí: el viaje a Marte.

Markus Stier
Markus Stier