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Ese día se celebra en China la primera carrera automovilística internacional de dicho país. Toda una sensación, ya que en ese momento el gobierno comunista pugna por el reconocimiento internacional, y las espectaculares carreras de automóviles deben ayudar a obtenerlo. Esta histórica prueba no tiene lugar en Pekín ni en Shanghái, sino en Zhuhai, junto al mar de la China Meridional. En los años ochenta, esta antigua localidad de pescadores se ha convertido en una zona económica especial y ha crecido hasta superar el millón de habitantes.

Aquí se disputa la final de la temporada de las Global GT Series, una popular carrera de resistencia conocida también como Serie BPR por las iniciales de sus fundadores: Jürgen Barth, Patrick Peter y Stéphane Ratel. En este circuito urbano el plantel de pilotos, compuesto por profesionales y particulares, tiene sobre todo que pugnar con fuertes ondulaciones del pavimento y muros limitadores muy próximos entre sí.

El equipo francés de Larbre Compétition toma la salida con un vehículo especial: un Porsche 911 Turbo S Le Mans GT que los pilotos del equipo oficial de Porsche Hans-Joachim Stuck, Walter Röhrl y Hurley Haywood han conducido el año anterior en Sebring y Le Mans, entre otros circuitos. En Zhuhai el vehículo es pilotado por tres franceses experimentados: Jean-Pierre Jarier, de 48 años, como piloto clasificado, Bob Wollek, de 51, y Jacques Laffite, de 50. En la sesión de calificación, Jarier se hace con la pole position logrando una marca de 1:48,31 minutos.

Los 23 vehículos participantes –entre los que hay 12 de la marca Porsche– inician esta carrera de 93 vueltas con salida lanzada. Wollek, el piloto que conduce al inicio de la carrera, defiende la primera posición. Poco antes de llegar a la mitad de la prueba, toma el volante Jarier, a quien releva Laffite tres vueltas antes del final. «Frère Jacques» conduce el vehículo con seguridad hacia la cuarta victoria en la cuarta carrera.