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El ambiente no es el mejor en el box de Martini Racing Porsche Systems. El Porsche 935 es superior a sus competidores, su dominio tan aplastante que la Fédération Internationale du Sport Automobile (FISA) cambia por sorpresa el reglamento técnico solo dos semanas antes de la carrera de 1.000 kilómetros en el Nürburgring.
Las malas lenguas afirman que para poner freno a la superioridad de Porsche. Según las órdenes de París, a partir de ahora Porsche debe utilizar el capó de serie.
Pero ahí está Manfred Schurti, que ha entrado como aprendiz en la cantera de la marca en 1976. Este piloto de 34 años, natural de Liechtenstein, se ha labrado una reputación, sobre todo en la Fórmula Super V, aunque sus dos títulos mundiales en esta categoría monoplaza son de hace cuatro y cinco años. Este mecánico, que entre semana se dedica a verificar la seguridad de automóviles y al que llaman el «inspector técnico de vehículos más rápido del mundo», ya no despierta las expectativas de antaño, pero la motivación es máxima en su primera carrera para Porsche.
La Nordschleife del Nürburgring, el infierno verde, el circuito de carreras más difícil del mundo, un martirio. Schurti lo conoce bien. Es su autódromo favorito. Después de las primeras pruebas en el nuevo automóvil se siente «como pez en el agua». Confiado, entra en la sesión clasificatoria.
Cada curva le sale al primer intento. En las rectas, el turbo silba perceptiblemente, impulsando el 935 con fuerza. 7:37,700 minutos más tarde, se paran los relojes. Un tiempo fabuloso. El equipo ya no sabe qué pensar, sobre todo el técnico jefe Norbert Singer y el segundo piloto del coche de Martini Racing, Rolf Stommelen. Este es considerado el amo del circuito. Quien quiera ganar en esta pista, primero debe vencerle a él, el indiscutible matador local.
El propio Schurti, más bien discreto, modesto, muy callado, nacido en Nochebuena, se lleva un «verdadero susto» al ver su tiempo. Sobre todo porque el 935 no está afinado del todo y el motor no entrega toda la potencia. También a Stommelen se le corta el aliento: es ocho segundos más lento. Al francés Bob Wollek, apodado «Brilliant Bob», que compite en el Porsche 935 de Kremer-Racing, le faltan casi 20 segundos, un duro golpe. «Fue simplemente increíble», dice Schurti.
El sueño termina en el tramo del circuito conocido como «aeródromo». En la carrera, el reglamento de la FISA se hace notar. En las primeras ocho vueltas, Stommelen saca una ventaja de alrededor de un minuto, pero poco después del traspaso a Schurti, el vehículo falla. El motor, modificado a toda prisa, produce fuertes vibraciones que causan una rotura en el distribuidor de encendido. Dos semanas más tarde, todo está olvidado: Stommelen y Schurti, a bordo del Porsche 935, consiguen la victoria de categoría en el grupo 5 y el cuarto puesto en la clasificación general en las 24 Horas de Le Mans. El séptimo cielo en lugar del infierno verde.
29.05.1976
Sesión de clasificación
Carrera de 1.000 Kilómetros en el Nürburgring
Manfred Schurti,
Martini Racing Porsche Systems
22,834 kilómetros de recorrido
Porsche 935