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El francés Etienne Salomé es diseñador de automóviles y artista. En sus trabajos se ocupa de la velocidad y de cómo se controla.

  

Congelar el momento

Congelar el momento

El salto de Salomé, capturado por la cámara en su punto más alto, se puede concebir como un símbolo de su arte.

El sol se deja vislumbrar brevemente hacia el mediodía, si es que aparece. Hace un frío de mil demonios, 20 grados bajo cero. El hielo que cubre el lago tiene un grosor de varios metros. Por eso están aquí, en la Laponia sueca, junto a Arjeplog. 12 Porsche 911 calientan motores en la orilla a la espera de su puesta en marcha. Con mucho cuidado, casi inseguros, los pilotos prueban la reacción de sus automóviles sobre el hielo en un baile muy particular: la intención es lograr el sobreviraje perfecto.

Etienne Salomé cierra los ojos. Él fue uno de estos pilotos. Cuando hoy, cinco años más tarde, piensa en ello, es como si hubiera sido ayer: acelerar, girar el volante, encontrar el equilibrio sobre el hielo, y entonces girar ágilmente en un círculo. La velocidad le fascina. La primera vez que su padre le llevó a las 24 Horas de Le Mans tenía 12 años. Pero fue ese fin de semana de invierno escandinavo de 2014 cuando por primera vez sintió con cada fibra de su cuerpo la sensación de dominar la aceleración, la seducción de la física, la coreografía de lo casi imposible.

Dinamismo

Dinamismo

Superpuestos, los cuentarrevoluciones de más de 70 años de Porsche reflejan la esencia del diseño de los deportivos: fascinantemente dinámicos. Imposible ignorarlos.
A pulso

A pulso

Salomé se refiere a sus obras como «arte con adrenalina»; ésta se concentra aquí en la espera antes de la salida. Tensión, expectativa y excitación multiplicadas por 25.


«No existe un automóvil mejor que el 911 para este tipo de entrenamiento», afirma. «La tracción trasera constituye el punto de gravedad perfecto para hacer piruetas. Giras el volante y aceleras brevemente en el momento adecuado. La parte trasera se desliza hacia el otro lado, y a partir de entonces giras sobre las ruedas traseras con la dosis exacta de aceleración. Una sensación maravillosa».

El hecho de que los pilotos de carreras también ensayen situaciones extremas sobre el hielo hizo este entrenamiento aún más interesante a sus ojos. Ese fin de semana tuvo consecuencias. Este parisino de 38 años, Jefe de Diseño de Interiores en Bugatti, plasmó artísticamente sus experiencias en Suecia.

Materia prima

Materia prima

En el estudio las fotos del Museo Porsche se condensan en una obra de arte.

Nos dirigimos al taller de Salomé en la popular Kastanienallee de Berlín, en el segundo patio del recinto de una antigua fábrica. De camino a la puerta gris de hierro del estudio pasamos por delante de Catwoman y Marilyn Monroe, street art de origen desconocido. Este patio industrial es uno de los estándares del programa turístico berlinés, por lo que un letrero en la puerta avisa: «No Shop. No Gallery. Just an Office». Aquí trabaja él, libre, independiente, sin la presión comercial. Un modelo de vida que ya le rondaba por la cabeza cuando tuvo que decidir entre arte y diseño. En aquella época estaba estudiando diseño industrial en París y más tarde lo hizo en el Royal College of Art de Londres.

En el estudio enseguida llaman la atención varias obras de arte relacionadas con Porsche, como la interpretación de Salomé de la aventura sueca sobre el hielo: un Porsche 911 en 23 fases de un sobreviraje, una al lado de otra formando un círculo casi cerrado, y fundidas en una escultura erguida de aluminio. Frente a la entrada cuelga una cronofotografía moderna, una técnica que se empleó hacia finales del siglo XIX para representar movimiento con instantáneas en serie. Salomé eligió un motivo que permite percibir la velocidad: 35 cuentarrevoluciones distintos de Porsche procedentes de 70 años de historia de la empresa. Muchos de ellos, como también las llantas, los ha fotografiado en el Museo Porsche de Zuffenhausen. Superpuso las tomas en una superficie de dos metros cuadrados, fundiéndolas en un único instrumento que permite adivinar difusamente las diferentes escalas, aunque casi parece una pintura abstracta. «La superposición congela velocidad y tiempo en un solo momento», dice Salomé. Su «arte con adrenalina», como él lo denomina, es muy apreciado: desde hace poco le representa la Galería Breckner de Dusseldorf, que también tiene contratos con Tony Cragg y Jeff Koons.

Superposición

Superposición

Para Christophorus, Etienne Salomé escogió 25 llantas Porsche y creó una imagen múltiple con ellas.

También el último trabajo de Salomé trata de Porsche. Es asimismo una cronofotografía, solo que en esta ocasión eligió 25 llantas distintas. Desde la sencilla y llana cubierta de los neumáticos del antiguo 356 hasta los diseños de alta tecnología de los nuevos modelos, también las llantas representan casi tres cuartos de siglo de la historia del diseño de Porsche. Las imágenes superpuestas tienen un efecto adicional: parecen una imagen holográfica. Contemplándolas, uno tiene la impresión de que las ruedas se están moviendo a toda velocidad, el tema de Salomé.


Y tampoco el tema Porsche va a abandonar a Salomé tan fácilmente. Tiene la intención de configurar la escultura que presenta el sobreviraje perfecto con otros materiales y colores nuevos para seguir estableciéndose en el mercado del arte. Y para ello lo que más le gustaría sería buscar una nueva y emocionante fuente de inspiración, a poder ser patinando de nuevo en la gélida Laponia.

Jan van Rossem
Jan van Rossem