La empresa es su vida
Wolfgang Porsche es el rostro de la marca y su principal embajador. En calidad de Presidente del Consejo de Administración controla tanto Porsche AG como todo el consorcio. El 10 de mayo celebra su 75 cumpleaños.
Schüttgut en Zell am See. Ferdinand Porsche adquirió la propiedad austriaca de más de 600 años de antigüedad ubicada en una pradera de alta montaña en el año 1941 como refugio para su familia y para sí mismo, de modo que permaneció ligado a Austria a pesar de que hacía tiempo que se había asentado en Stuttgart. Su hijo Ferry, fundador de la actual empresa y padre de Wolfgang Porsche, había descubierto la finca en los años treinta del siglo pasado durante una excursión a la montaña. La zona que rodea el Grossglockner, la montaña más elevada de Austria, es un territorio ideal para expediciones y pruebas automovilísticas. A partir de 1943 Schüttgut se fue convirtiendo en un refugio para toda la familia. 11 niños, entre ellos Wolfgang Porsche, disfrutaron de este idilio de lago tranquilo e imponentes cadenas montañosas lejos de la guerra.
Ferdinand Porsche fue un ingeniero y técnico genial, pero Wolfgang, su nieto más joven, apenas le veía. Tras la liberación de Ferdinand Porsche de la prisión en Francia su salud quedó resentida, pero él no dejó de moverse. Desde la perspectiva del niño, siempre se estaba marchando o acababa de llegar de algún lugar. Pero, cuando alguna vez se quedaba, era para él el abuelo indulgente y bondadoso que iba a menudo con él, por ejemplo al cine. Entonces Wolfgang podía sentarse junto a él y se divertía secretamente preguntándole por su opinión después de la película, aun sabiendo que el abuelo se había quedado medio dormido durante la proyección.
Familia
«Mi padre me contagió su pasión por el automóvil. Soy un hombre del automóvil, a pesar de no tener formación técnica sino comercial».
En 1949 el brillante pequeño equipo de desarrollo que rodeaba al padre de Wolfgang, Ferdinand «Ferry» Porsche, abandonó el exilio en Gmünd (Carintia) para regresar a Stuttgart. La chiquillería de Schüttgut se fue disgregando poco a poco: los Porsche se mudaron a Zuffenhausen y Feuerbach, y los Piëch a Salzburgo.
A pesar de tener lugar durante la sobria época de la posguerra, el 75° aniversario de Ferdinand Porsche en otoño de 1950 fue toda una fiesta en el Palacio de Solitude, cerca de Stuttgart. Todos los hermanos y primos estaban invitados, menos Wolfgang, de siete años. Era demasiado joven. Hasta la fecha Wolfgang Porsche no ha olvidado la nostalgia con la que observaba desde un tragaluz de la villa Porsche el ir y venir de los invitados en el Feuerbacher Weg. Cinco meses después Ferdinand Porsche fallecía.
«Lamentablemente vivimos en una sociedad del ‹yo›. El egocentrismo de las personas, sobre todo en la economía, ha llegado a un estado que rechazo. Yo apuesto (…) por el ‹nosotros›». Wolfgang Porsche
Wolfgang Porsche se escolarizó en la Odenwaldschule en el barrio Ober-Hambach de Heppenheim, una localidad del estado de Hesse. Era un reputado internado que seguía el modelo pedagógico progresista. Junto al bachillerato realizó una formación de forjador. La pieza clásica que tenían que fabricar los oficiales en los años sesenta era un juego de utensilios para la chimenea, además de la rejilla, todo ello forjado con mucha dedicación. Desde entonces Wolfgang Porsche no volvió a forjar demasiado, pero siguió siendo una persona con una tendencia al pragmatismo, afirma. En su vida siempre ha ocupado un lugar esencial la experiencia de los deportivos: durante los fines de semana, en las vacaciones, en sus pensamientos, su padre Ferry y su hermano Ferdinand Alexander discutiendo sobre el modelo sucesor del 356, pruebas nocturnas en la autopista en dirección a Leonberg y atravesando el túnel de Engelberg… También el Gran Premio de Nürburgring fue a partir de 1951 un amor de verano y una cita obligatoria para la familia, igual que las 24 Horas de Le Mans. Los clientes de la joven marca de deportivos solían dedicarse el saludo Porsche: un breve accionamiento del avisador luminoso. Desde el tablero de mandos de metal del 356 saludaba San Cristóbal.
Desde 1951 Le Mans es la Meca de la marca Porsche, también para el joven Wolfgang. Partía al Sarthe con aventurera naturalidad. Las imágenes han conservado el recuerdo de su primera visita a Le Mans: todos en los boxes, Wolfgang Porsche con el cronómetro y la despreocupación de sus 13 años, medio apoyado en una pared, al lado de su padre Ferry, y frente a ellos el director de la fábrica de Porsche, Hans Klauser.
La aventura de Le Mans pronto ganó glamour. Tras los primeros 356 Coupé aerodinámicos, Porsche transformó un 550 A Spyder en un coupé, y Graf Berghe von Trips y Richard von Frankenberg llegaron los quintos en la clasificación general. Para la victoria fueron suficientes 135 CV refrigerados por aire, una temprana muestra de la capacidad de los deportivos de Porsche para la larga distancia y bajo condiciones especiales.
Valores
«Me siento personalmente muy conectado a la familia, la empresa y todos los empleados. Para la familia Porsche y para mí las personas y los empleados son elementos primordiales. El respeto mutuo y el interés por el prójimo son bienes que han sido y son decisivos para el éxito de Porsche. En estos valores me educaron desde la infancia mi abuelo Ferdinand y mi padre Ferry. Porsche no es solo un automóvil rápido, Porsche es un sistema social».
Hasta la fecha Le Mans es una fijación para Wolfgang Porsche. En las últimas victorias generales de 2015, 2016 y 2017 permaneció durante todo el tiempo en los boxes, conectado con la radiofonía mediante los auriculares. Una vez traspasada la línea de meta se lanzó a abrazar a sus pilotos y jefes de carreras, y en 2016 la victoria hizo brotar lágrimas de compasión por los vencidos: tras 23 horas y casi 58 minutos, el Toyota que iba en primera posición quedó averiado en la pista.
Ya a mediados de los años sesenta, con el automovilismo en el corazón, Wolfgang Porsche se decidió por la profesión de técnico comercial y por seguir adelante con los correspondientes estudios universitarios en Viena. La Universidad de Economía, situada en un barrio noble de la ciudad, tenía una brillante fama, también en lo concerniente al estudio de la vida en sí. Wolfgang Porsche cambió su primer 356 por un Escarabajo Volkswagen, mucho más discreto pero con un motor Porsche de 95 CV y un volante Nardi. «Con él podía competir tranquilamente con el Mercedes 220», recuerda sonriente. A su vez, su esencia austriaca fue tomando forma: grado académico, modales suaves y una cortesía discreta. Todo ello, sumado a su elegante alemán de Schönbrunner, le confería una imagen adecuada a su gran nombre.
En Zell am See Ferry Porsche decidió en 1972 que la familia se retirara de la gestión operativa. Los tiempos habían cambiado, y la fábrica y la producción estaban creciendo vertiginosamente. Wolfgang Porsche fue el único que no tuvo que dimitir ya que por ser el más joven todavía no trabajaba en la empresa propia. Con el tiempo considera que la decisión fue acertada: como dice el refrán, «muchas manos en un plato hacen muchos garabatos».
«Afortunados son también aquellos que reconocen la virtud de la humildad. Durante mi vida siempre me he dado cuenta de lo importante que es despojarse de toda arrogancia y ser humilde». Wolfgang Porsche
Ernst Fuhrmann fue el primer Presidente de la Junta Directiva que no era miembro de la familia, aunque sí un especialista en Porsche. El técnico había participado en las pruebas de motores de Porsche desde 1947 y a mediados de los cincuenta fabricó el famoso motor Fuhrmann, un grupo bóxer de cuatro cilindros con árbol de levas. En 1973 se fabricó el primer Porsche con 1.000 CV, la versión CanAm del 917, primero como 917/10 TC, después el 917/30 Spyder, que incluso superó los 1.000 CV. Más relevante, desde la perspectiva actual incluso todo un hito, es el 911 Carrera RS 2.7 de 1973. La marca Porsche mejoró su perfil.
Tras realizar unas prácticas en un banco, Wolfgang Porsche se hizo empresario. Durante 27 años llevó un negocio de importación de motocicletas Yamaha en Austria y Hungría. Para acumular más experiencia práctica en el sector del automóvil, de 1976 a 1981 trabajó para Daimler-Benz en Stuttgart. Mientras tanto, sus tres hermanos Ferdinand Alexander, Hans-Peter y Gerhard se habían labrado sus propias carreras profesionales. Por deseo de su padre, Wolfgang Porsche se incorporó al Consejo de Administración de la sociedad Dr. Ing. h.c. F. Porsche AG. Había llegado definitivamente a Porsche.
Generaciones
«Tengo cuatro hijos que por supuesto me importan mucho. (…) Si uno de mis dos hijos menores quiere entrar en algún momento en el negocio del automóvil, lo dejo a su propia elección. Solo deseo que sean personas honradas y felices».
Año 1977. El Porsche 928, moderno, aerodinámico, con un motor V8 refrigerado por agua, fue elegido automóvil del año por los periodistas internacionales, pero no tenía lo que se necesitaba para suceder al 911: demasiado transeje, demasiado poco Porsche. También el 911 pasaba por malos momentos. Tras las crisis del petróleo de 1973 y 1979, un bóxer de seis cilindros refrigerado por aire parecía una gran idea, pero no tenía futuro. El Presidente de la Junta Directiva, Peter Werner Schutz, un alemán-norteamericano, consideró que todavía podía superarse el 911 y sacó al mercado el 911 SC como cabriolet. El nueveonce estaba salvado.
A principios de los noventa estaba en juego la existencia de la empresa. La familia se mantuvo leal y encontró en Wendelin Wiedeking a un decidido salvador, aunque sus métodos de modernización según ejemplos japoneses sorprendieron a no pocos coetáneos de Zuffenhausen. No quedó un ladrillo sobre otro de la venerable fábrica.
La renovación de la estrategia de los modelos fue igual de revolucionaria: el concepto de las piezas iguales para los modelos 911 y el nuevo Boxster de dos plazas con motor central, la refrigeración por agua para todos los motores. Después un SUV con la denominación más acertada del sector, y más tarde un Gran Turismo de cuatro puertas. La Junta Directiva diseñó un audaz plan de futuro. Wolfgang Porsche asintió.
«Creo que un empresario debe apostar por principios claros y comprensibles. Y no solo debe formular estos principios, sino también ejercerlos». Wolfgang Porsche
En marzo de 1998 se fabricó en Zuffenhausen el último motor Porsche refrigerado por aire. En su época Ferry Porsche había tomado de Volkswagen la refrigeración por aire y la había desarrollado hasta el Porsche 911 Turbo S de 1998 a 450 CV, hasta que por motivos ecológicos y acústicos le llegó su hora. La refrigeración por agua también para el motor bóxer de Porsche horrorizó a muchos fans del 911, pero la nueva generación sentó los fundamentos de la época moderna y actualmente sigue siendo también un clásico.
El 27 de marzo de 1998 Ferry Porsche falleció en Zell am See. El fundador de la empresa había forjado una leyenda del automóvil y a su vez, con una delicada mezcla de progreso y emociones, una cultura de empresa a la que no había nada que objetar. El nombramiento de Wolfgang Porsche, el más joven de la tercera generación, como portavoz de la familia, fue una señal de consenso y al mismo tiempo de futuro.
Wolfgang Porsche, siempre cercano a la empresa, tiene un buen olfato para la tradición y para los valores de la propia familia. Por ello, fue un acto lógico que volviera a adquirir el Schüttgut. La finca vuelve a ser el refugio de la familia y a su vez lugar de reposo de los restos mortales de los antepasados. A la sombra de las montañas Grossglockner, Kitzsteinhorn y Schmittenhöhe, Wolfgang Porsche, copropietario y miembro del Consejo de Administración del consorcio de Volkswagen, se mueve entre la responsabilidad de la industria más grande de Alemania y sus propias pasiones. En su escaso tiempo libre le gusta pintar naturalezas muertas al óleo, a veces también caza después de una buena nevada y sobretodo colecciona vehículos de la marca Porsche. En su flota personal de vehículos tiene entre otros un tractor Porsche, pero también un Austro Daimler «Bergmeister», una joya para el Concours d’Élégance. Lo mejor de la colección de Wolfgang Porsche es que, al igual que sus hijos, conduce regularmente y con toda despreocupación sus tesoros. Desde luego, los deportivos de Wolfgang Porsche no se van a averiar por estar parados.
Responsabilidad
«Los empresarios solo avanzan cuando están dispuestos a analizarse constantemente a sí mismos y a la empresa y a realizar cambios. A veces una empresa moderna debe ser también revolucionaria».
Volvamos al empresario Wolfgang Porsche. El continuo crecimiento de la empresa requería una seguridad industrial y la asociación con Volkswagen fue por tanto lógica. En la actualidad, Wolfgang Porsche lleva el control en calidad de miembro de diversos Consejos de Administración. Con encanto, compromiso y, si es necesario, severidad. Apenas duerme tres noches seguidas en el mismo lugar, tal es su actividad en el pentágono Salzburgo–Zell am See–Wolfsburg–Ingolstadt–Zuffenhausen.
El consorcio ha comenzado a invertir miles de millones de euros en electromovilidad y digitalización. Wolfgang Porsche está integrando a la siguiente generación, que ya es la cuarta de su familia, y entrena a los jóvenes para las tareas futuras. Está orgulloso de su hija, sus tres hijos y sus cuatro nietos. Salzburgo y Zell am See son su hogar. En Zuffenhausen trabaja en el despacho de su padre, que conserva su estado original. Es un controlador en el sentido más estricto de la palabra, representante e impulsor apasionado. Wolfgang Porsche cuida la historia a la vez que trabaja en el progreso.