El reto alpino

La rampa nordeste del Paso Stelvio es seguramente la más espectacular de Europa. Miles de amantes de las curvas y los puertos alpinos acuden en verano a recorrer las 48 horquillas con el imponente grupo de Ortles-Cevedale y sus glaciares como fondo. Para algunos una tortura. Para otros un sueño. Para todos una experiencia inolvidable.

1.532 metros

de diferencia supera la rampa suroeste.

Carlo Donegani, hijo del Mayor Giovanni Donegani al servicio del gobierno lombardo-véneto en la monarquía austriaca de Habsburgo, diseñó la protección de los márgenes del río Mallero en la ciudad de Sondrio y la strada del Lario en la orilla oriental del Lago de Como. Su carretera sobre el puerto del Spluga enlaza Splügen en el cantón suizo de los Grisones con Chiavenna en la italiana provincia de Sondrio. Pero la obra que convirtió a Carlo Donegani en inmortal es su reto alpino.

82 horquillas

es el número de curvas que hay que recorrer.

El desafío del Stelvio:

El desafío del Stelvio:

desde la espectacular victoria de Fausto Coppi en el Paso Stelvio durante el Giro de Italia de 1953, la mítica montaña es el reto por excelencia de todo ciclista de carreras. También el jefe de diseño de Porsche, Michael Mauer, lo da todo sobre la bicicleta.

2.757 metros

hacen del Paso Stelvio el segundo paso de montaña más alto de Europa occidental.

Al Paso Stelvio solo le faltan siete metros respecto al francés Col de l’Iseran para ser el puerto asfaltado a más altura de los Alpes. Pero, aún así, el puerto de montaña más elevado de Italia, la «reina de las carreteras alpinas», el «parque de atracciones más elevado de Europa», disfruta de gran fama: el programa de televisión británico sobre vehículos de motor Top Gear la designó como «greatest driving road in the world».

Cuando, tras 26 kilómetros y 48 cerradas curvas se ha superado el escalofriante desnivel de la rampa nordeste de casi 1.900 metros que separan Prato en el valle Venosta y el paso, a 2.757 metros, no se quiere volver nunca más… o se quiere hacerlo una y otra vez.

1825

Se inauguró el paso de montaña.

Sus vertiginosas curvas esculpidas en la pared de roca pueden llegar a crear adicción. Conquistar la «montaña sagrada» de todos los conductores deportivos es una experiencia inolvidable tanto si se hace al volante de un deportivo como si se trazan las curvas a lomos de una motocicleta o se pelea cada metro a fuerza de músculos sobre una bicicleta con piñones del tamaño de flotadores.

1848

El Paso Stelvio se convirtió en paso fronterizo entre Austria e Italia.

Curvas con historia:

Curvas con historia:

la carretera que cruza el Paso Stelvio apenas ha modificado el trazado en sus casi 200 años de historia.

49 km

mide la carretera del Paso Stelvio entre Spondigna junto a Prato, en el valle Venosta, y Bormio en la Valtelina.

48 serpentinas

conforman la rampa nordeste.

Como símbolo arquitectónico de los Alpes, el puerto de Stelvio, que conecta Tirol del Sur y Lombardía, no tiene nada que envidiar a otras construcciones emblemáticas como el Golden Gate o el Empire State. Además, su historia es tan apasionante como el propio trazado: inaugurada en 1825, gozó de una gran importancia estratégica y fue escenario de repetidos fracasos: durante la Primera Guerra Mundial entre 1915 y 1917 el frente de montaña trazó una línea desde aquí hasta el Lago di Garda pasando por el Ortler y el Adamello. Otras batallas fueron de carácter más pacífico: en los años treinta del siglo XX algunas leyendas del automovilismo como Hans Stuck, Rudolf Caracciola o Tazio Nuvolari corrieron con sus bólidos por las trepidantes serpentinas de la carretera.

1.842 metros de altitud

supera la carretera entre Prato en el valle Venosta y el puerto.

Deportistas alpinos:

Deportistas alpinos:

los ligeros y ágiles deportivos de Porsche son idóneos para enfrentarse a las carreteras de montaña como esta.

1954

Los pilotos alemanes Helmut Polensky y Herbert Linge cruzaron el Paso Stelvio a bordo de un Porsche 356 SL Gmünd Coupé. Poco después ganarían el rally Lieja–Roma–Lieja.

Fausto Coppi, «il Campionissimo», tricampeón del mundo en bicicleta de carreras, dio fama al Stelvio en el área deportiva cuando en 1953, el primer año en que el Giro de Italia pasó por aquí, lo conquistó en una extraordinaria carrera en solitario. Coppi cruzó el Stelvio con 4:27 minutos de ventaja respecto al suizo Hugo Koblet, que cayó dos veces, tuvo un problema técnico y finalmente alcanzó la meta en Bormio agotado. Pero también Coppi confesaría tras su primer encuentro con el gigante: «Pensaba que me moría».

Jan Baedeker
Jan Baedeker