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Zell am See, carrera conmemorativa de Ferdinand Porsche, 12 de febrero de 1956.
Zell am See, carrera conmemorativa de Ferdinand Porsche, 12 de febrero de 1956. En las carreras sobre hielo se suele respirar una emoción agradable. Pero los 3.000 aficionados del automovilismo presentes en el helado lago de Zell guardan un recuerdo muy especial de este día de invierno. El austriaco Otto Mathé recorre los cuatro kilómetros del trayecto en tan solo 157 segundos, con lo que gana la carrera a una velocidad media de 93 kilómetros por hora. Mathé logra este récord con su «Porsche Spezial» de construcción propia, un monoplaza construido con recambios de Porsche que parece una bola de papel de aluminio arrugado y al que el público apoda Fetzenflieger, «vuelagirones».
Se trata de uno de los bólidos de carreras más atrevidos y disparatados de su época, con un motor de carreras de 1.500 cm³, el más tarde conocido como motor Fuhrmann del 356 A Carrera GT, de hecho un bólido de Fórmula 2. Con guardabarros, un segundo asiento y rueda de repuesto, también se puede presentar en otras series. Gracias a un centro de gravedad extremadamente bajo y la corta distancia entre ejes, con el motor delante del eje trasero, el peso de este automóvil de fabricación casera queda perfectamente distribuido. Y puesto que pesa solo 395 kilos en vacío, la estrafalaria carcasa acelera sus 120 CV a velocidades máximas de hasta 210 kilómetros por hora.
Otto Mathé triunfa con su monoplaza de construcción propia que parece una bola de papel de aluminio arrugado y al que el público apoda Fetzenflieger.
¿Pero por qué lo llaman Fetzenflieger? Su nombre de guerra se lo debe a un pedazo de tela que Mathé extiende como sustituto del filtro de aire sobre el compartimento del motor abierto para poder cambiar las bujías con mayor rapidez. Pero en más de una ocasión las chispas hacen que la tela prenda fuego y se desintegre en jirones, ¡todo un espectáculo! Cada vez que participa en una carrera las masas le vitorean. No solo su automóvil es una pieza única sino también el tirolés mismo lo es, ya que a raíz de un accidente en una carrera de motociclismo en 1934 sufre una parálisis en la mano derecha. Por ello en su coche el cambio está situado a la izquierda. Cuando tiene que cambiar de velocidad, vuelca el cuerpo sobre el volante para tratar de mantener el vehículo sobre el trazado. Y a pesar de su discapacidad acaba a menudo descalificando a la competencia. Más que por la victoria de etapa, muchas veces corre por conseguir un nuevo récord, como este domingo en el lago de Zell.
Pero Mathé no solo hizo historia en el mundo del automovilismo, sino también en el de los negocios. Comerciaba con lubricantes y desarrolló unos aditivos para carburantes de alta eficacia. Su forma de disfrutar apasionadamente de su sueño de las carreras a pesar de su discapacidad le convirtió en el ídolo de muchas generaciones de pilotos de carreras. Futuros campeones de Fórmula 1 como Jochen Rindt y Niki Lauda le admiraron desde la infancia. Mathé falleció en Innsbruck en 1995 a los 88 años de edad. Su coche le ha sobrevivido y se puede contemplar en el Museo de Prototipos de Hamburgo, junto con la cazadora que usaba cuando pilotaba, con la manga derecha cosida. Cuando la llevaba puesta, se parecía a Napoleón.
12-02-1956
Carrera conmemorativa de Ferdinand Porsche
Zell am See, Austria
Otto Mathé
unos 4 kilómetros de longitud
Porsche Spezial