Arte en miniatura
El modelismo de motores genera entre sus adeptos una pasión inversamente proporcional al tamaño de sus piezas. Cada tornillo y cada color cuentan a la hora de conseguir una réplica en miniatura del bóxer montado en el Porsche 911.
Accionada por un motor eléctrico oculto, la maqueta empieza a moverse y unos leds rojos indican el orden de explosión de los cilindros: 1 – 6 – 2 – 4 – 3 – 5. La secuencia es correcta y el sonido correspondiente se escucha a través de un pequeño altavoz situado debajo del motor bóxer de escala 1:4. Una verdadera joya del modelismo que levanta pasiones entre los fans, como demuestran las ventas de este kit en la tienda del Museo Porsche en Zuffenhausen. Se trata de 290 piezas y un mínimo de dos horas de tiempo de montaje sin mancharse los dedos de cola, ya que todos los elementos se ensamblan o se atornillan. Como en el original, el motor de seis cilindros de un Porsche 911 de 1966.
Pero naturalmente los verdaderos fans de Porsche le sacan todo el jugo. Uno de ellos ha construido a partir de este kit una maqueta funcional que alcanza hasta 3.000 revoluciones por minuto. «Increíble», exclama Frank Wessels con un silbido de admiración. Este devoto maquetista de 52 años, oriundo de la población renana de Havixbeck, contempla su versión del motor del 911: «¿Cómo puede este motor alcanzar tantas revoluciones? Seguro que debe tener cojinetes metálicos especiales. Si no, es difícil de explicar, al igual que el movimiento de las piezas. Si no se hace bien, es fácil que se gripen». Gira hacía sí el carrito de taller sobre el que descansa el motor mientras ríe. De repente, adopta una expresión pensativa. Un pequeño torno, algo de latón: el cigüeñal se podría soportar con cojinetes… En realidad ningún problema. Su garaje está muy bien equipado y todas las herramientas perfectamente ordenadas. Vale, Wessels también tiene experiencia atornillando coches de tamaño natural, pero su pasión son las maquetas. Solamente ha necesitado dos horas para montar el kit. Le han llamado la atención detalles que todavía quería optimizar.
Detalles que, si la editorial Franzis hubiera pensado en ellos, seguramente habrían causado algún que otro quebradero de cabeza. La cabeza de los cilindros, por ejemplo: «Con nuestras maquetas siempre adoptamos un compromiso: deben ser duraderas y se tienen que poder montar sin pegamento», explica John Anson, diseñador de maquetas de motores en la editorial Franzis y padre del bóxer de seis cilindros en miniatura. Así, los cilindros no se montan uno a uno, sino que vienen agrupados en una pieza por banco. Además, la carcasa del motor está dividida horizontal y no verticalmente con el fin de aligerar el conjunto. ¿Por qué no se le ocurrió este detalle a Hans Mezger, ingeniero de motores de Porsche? Anson sonríe: «No, no, el original tiene la mejor solución. Pero cuando diseñas una maqueta tienes que sopesar distintos factores: hay que ser fiel al original, pero sin dejar de ser prácticos». A Wessels le gusta que sea así: «Así los chiflados como yo aún tenemos algo que hacer». Y así su motor tiene una correa de metal alrededor de la caja del ventilador y la pegatina correspondiente al lado. A partir de papel para juntas, lámina de cromo, tornillos de latón y pintura en espray cuidadosamente aplicada, ha creado una pequeña obra de arte.
Nördlingen, Baviera. Aquí viven Thomas Müller y Joachim Niesslein. También ellos individualizan sus maquetas. «¡Mira!». Thomas Müller, coorganizador del legendario encuentro anual de propietarios de colas de pato de Porsche, señala el tubo de escape con el dedo: «Así de limpio también es bonito». Joachim Niesslein asiente con la cabeza. Ya ha montado cinco motores en miniatura, y uno de ellos pertenece ahora al piloto de rallyes Walter Röhrl. Se lo regaló por su 70o cumpleaños. «Le hizo mucha ilusión». Para Niesslein el «motor Röhrl» es su obra maestra, aparte del biplano que se ha construido y que él mismo hace volar a escala 1:1.
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550 Spyder
Niesslein tiene una pasión llamada «pátina», es decir, el aparente «envejecimiento» de las piezas de montaje. Dura horas. El tubo de escape, por ejemplo. Primero le aplicó pintura, y después la fue eliminando frotando con pintura al óleo y trementina para hacer que el color oscuro del óleo quedara adherido en las pequeñas hendiduras del plástico. De esta manera, de una simple pieza troquelada nació una pequeña obra de arte. Tampoco faltan, por supuesto, las correas de sujeción de aspecto metálico, hechas con una finísima chapa de aluminio de apenas 0,4 milímetros de espesor. «Una lámina de plástico es más gruesa», puntualiza Niesslein. El montaje de las maquetas de motores siempre le ocupa mucho tiempo. Tras semanas de trabajo, sus obras acaban adornando los talleres y salones de sus amigos cual piezas de museo.
Las ideas se le ocurren con Müller, como sucedió con los detalles del carburador del «motor Röhrl», en el que se pueden apreciar incluso las chapas deflectoras destinadas a proteger del calor el carburante pulverizado. En su próximo motor, Niesslein intentará reproducir el movimiento del carburador.
Estas posibilidades no se le habían ocurrido a Martin Koschewa, responsable de marketing de la editorial. Se dirigió a Jörg Thilow, del Museo Porsche, con la idea de sacar maquetas funcionales, motores sin ningún modelo concreto: «Eran nuestros primeros kits de montaje y con ellos solamente queríamos mostrar cómo funciona un motor». Tras una conversación telefónica de apenas un cuarto de hora, Thilow le dijo que Porsche ayudaría a la editorial a copiar el motor de la primera versión del icónico 911 tal como Hans Mezger lo había diseñado. Planos constructivos del archivo, visitas a Porsche Classic: tenían todas las puertas abiertas.
El resultado es convincente. Por tanto no es de sorprender que en su próxima colaboración Porsche y Franzis quieran sacar a la venta otro modelo en otoño de 2018. El nuevo reto: el legendario motor Fuhrmann. Ya hay una primera muestra hecha a mano a escala 1:3 que incluye los árboles de levas accionados mediante un eje central.
El delicado trabajo con el filtro del aire o los detalles del carburador podrían poner en aprietos a los maquetistas. «¿De verdad cree?», pregunta Thilow con un guiño. Según sus cálculos, a partir del primer día de las Navidades de 2018, los amantes del modelismo como Frank Wessels y Joachim Niesslein se encerrarán en sus talleres para convertir su motor Porsche 547 de escala 1:3 en una pequeña obra de arte.