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Nürburgring, entrenamiento para el Gran Premio de Alemania, 3 de agosto de 1962.
Nürburgring, entrenamiento para el Gran Premio de Alemania, 3 de agosto de 1962. El día en que Dan Gurney se convierte en héroe es un viernes. Con 8:47,20 minutos, el neoyorquino logra la pole para el Gran Premio de Alemania en una vuelta ocho segundos más rápida que la del año anterior. Todo un hito que consigue a bordo de su Porsche 804 y que no será el único de su vida, ya que Dan Gurney dejó huella en más de una ocasión. En cualquier rincón del planeta, cuando se disputa una carrera automovilística, al final se lleva a cabo un ritual que inventó Gurney hace medio siglo: «Cuando en 1967 conseguí ganar en Le Mans la clásica entre las clásicas, la euforia fue tal que durante la entrega de premios, de repente, se me ocurrió la idea de descorchar la botella y rociar a todos los presentes con el champán que me acababan de regalar». Así fue como, en un momento de máxima alegría, nació la tradicional ducha de champán.
Gurney nació en Long Island (Nueva York) en 1931. A lo largo de su vida, ganó 48 de 303 carreras, siete de ellas al volante de un Fórmula 1. En 1962, gana el Gran Premio de Francia en Rouen al volante de un Porsche 804 con motor de ocho cilindros en la única victoria de la marca alemana como fabricante de vehículos de la Fórmula 1. «No aprendí a conducir de verdad hasta que no llegué a Porsche. Ellos me dieron coches que no se rompían continuamente y pude devorar kilómetros mucho más rápido que antes», asegura con agradecimiento hacia el equipo para el que pilotó en 1961 y 1962.
Porsche también terminará siendo clave a nivel personal en la vida de Gurney. El piloto se casa con la secretaria del director deportivo de Porsche, Huschke von Hanstein. Evi y él son pareja desde hace más de 50 años. Más de medio siglo juntos en el que ha podido demostrar repetidamente su genialidad como piloto. Inventa el flap Gurney, una pequeña pestaña orientada hacia arriba y situada en el borde del alerón trasero que mejora la eficiencia aerodinámica de los coches de carreras, e invierte más de dos décadas en diseñar la moto «Alligator», una máquina de un cilindro con el asiento bajo. A ello se suman varias victorias en Le Mans y Sebring (Florida) e intervenciones en varias películas de Hollywood. Asimismo, Gurney hace carrera como jefe de equipo y, en 1967 en Spa, se convierte en el único estadounidense que ha ganado una carrera de Fórmula 1 con una construcción propia. La gran variedad de éxitos obtenidos en distintas series solo es comparable a la de Mario Andretti. Por cierto, hablando de éxitos, hay que decir que en 1962, a pesar del gran tiempo logrado en la clasificación, la victoria se le termina escapando: la batería se suelta y Gurney tiene que ir sujetándola con el pie durante toda la carrera. Aun así, queda tercero.